El título de la entrada me lo voy a aplicar a mi mismo.
Entre los follones con Panamá, los arreglos y desarreglos entre partidos políticos a todos los niveles (por si fuera poco, hay que ver la que tenemos en Granada), que quitan poco a poco los toros de todos los sitios excepto en lo alto de algunos montes el de Osborne, y veremos, el viaje a Niort como presidente de la Asociación Nacional acompañado de Juan Leal el Vicepresidente, ambos invitados por la ASEISTE, nuestra Asociación homóloga francesa, los entretenimientos de la Asociación, etcétera, me parece que he tardado mucho en retomar el blog con una nueva entrada.
Ya me hubiera gustado, ya, que el entretenimiento hubiera sido por los grandes fastos a colación del «Año Cervantino», pero va a ser que no.
A lo que vamos. Me quedé con mis inicios docentes y pienso que lo hice dando saltos de canguro. De repente ya estaba en el Padre Suárez con grupos de alumnos en el campo, y no dije nada de la cantera de la que salí que no fue otra que la Academia de mi padre, la Luis Vives de Málaga. De mi padre tomé muchas cosas en cuanto a enseñar (era muy bueno en Matemáticas y Física) y otras de un profesor de la misma, Don Francisco, en cuanto a relajar las clases y crear un clima distendido; cierto es que a veces este buen hombre, ya fallecido, se pasaba.
Pues ahí va una imagen de un grupo de alumnos de la Academia en 1963

Que nadie me busque estoy tras la cámara. El sitio era el Carmen de los Mártires en Granada, delante de ese bajo relieve conocido como el de «los tres Cristos», hoy destrozado tras unas dudosas obras en los setenta. En el centro, con gafas oscuras, mi padre, justo detrás de el, Paco Vallejo y detrás del todo, muy enchaquetado, el inefable Villegas. Otros nombre son el de Ana Mª Gómez Moreno de Escalante, Mercedes Cestafe, Pilar Ripoll, Anaya, del Río, y perdón pero mi memoria no da para más.
Como la excursión era a Granada, vinieron dos de mis hermanos, Carlos el segundo por la derecha y Alberto delante de mi padre.
La verdad es que fue un año muy de excursiones, ahí va otra imagen de una al Pantano del Chorro, caminito del rey incluido (las del caminito acabaré encontrándolas)
Por la vestimenta se imagina uno claramente el año, 1963 y 6º de Bachillerato. En el mismo Pantano del Chorro.
En el centro, el ya citado Villegas, gran persona y simpático como él solo, flanqueado por Mercedes y Pilar, y a la izquierda del todo Paco Vallejo, con pinta y andares de Robert Mitchum; de éste me reservo comentarios por ahora ya que es digno de una entrada; sólo hay que pensar que posteriormente fuimos compañeros de piso de estudiantes y de habitación. Un gran amigo que era y que es, en todos los aspectos.
Pues venga, volvemos a mis inicios en el Padre Suárez y he rescatado esta joya:
Mi primera libreta de notas; esos alumnos de las fotos de la entrada anterior están ahí dentro acompañados de unas cuadrículas adaptadas a calificaciones diarias (cualquiera haría hoy eso, una legión de madres y sicopedagogos haría un steack tártaro contigo aprovechando un recreo) y debajo dos renglones que ponían «observaciones».
Pues yo, que he preguntado casi todos los días en clase excepto a los de COU o segundo de Bachillerato LOGSE (Jesús, que cruz), me hice posteriormente con una especie de libreta-agenda que usaba como libreta de notas. Y tanto, escribía la intemerata de cada alumno lo que provocaba la intriga sobre ¿Que ha escrito usted de mi, Don Luis?. «Cosas mías» era la respuesta más larga; nunca solté prenda pero el sistema funcionaba, creo que las calificaciones eran de lo más adecuadas. Al punto que en una ocasión en calificaciones finales dejé que se autocalificaran y coincidí en todos menos en uno; él se puso un Notable y yo le tenía puesto un Sobresaliente. Se llamaba Emilio Cuberos Luque, Ciencias de 3º de BUP. ¡¡¡Que tiempos!!!, pero corrobora que enseñando se educa, no al revés.
Un pequeño salto que será cubierto en próxima entrada.
Por aquello que corría en la época entre los profesores de que «no se puede hacer de la interinidad una profesión» (sigo diciendo que ¡¡¡Que tiempos!!!), pues a estudiar y saqué ambas oposiciones casi de golpe, la de agregados y la de catedráticos, motivo por el cual el curso 74-75 estuve destinado en Las Palmas de Gran Canaria. De ahí he filtrado los recuerdos y me sale algo insólito de la época en la isla. Los alumnos me hicieron una despedida regalándome una caja de puros Condal con la vitola «Especiales para Luis Castellón», y otro un dibujo hecho por él representando una escena con mujeres canarias trabajando en el campo. Como los puros no se pueden por razones obvias integrar en este blog, ahí va el dibujo:
La verdad es, y no me cuesta decirlo, que los alumnos me han apreciado siempre (o casi).
Por ahora a descansar, seguiremos…