Oposiciones: Continuamos y otros

Pues dejé el asunto oposiciones y debo retomarlo en el sentido de completarlo. Me explico:

Quizás algunos hayan echado en falta de que en este proceso no haya citado a Antonio Pablo Jiménez Jiménez. Desvelo la razón; hasta ahora se comprobará que cualquier alusión va casi siempre acompañada de imágenes o fotografías de lo referido. Pues bien, mira que tengo miles de fotos de todo tipo, épocas y personas; pues en ninguna he podido encontrar a Antonio, ni siquiera lo he identificado en la colectiva de opositores aprobados que ya figura en otra entrada anterior. Me rindo y acabo hablando de él que lo merece, aunque sea sin foto.
A Antonio Pablo lo conocí y casi al momento establecimos amistad, nada más llegar yo a Granada como estudiante; entonces era Antonio a secas, los años «aristocratizaron» su nombre posteriormente.
Prácticamente me descubrió Granada en muchos aspectos. A cambio disfrutaba oyéndome tocar la guitarra (¡¡¡que tiempos!!!).
Quiso el destino que mientras yo era penene en el Suárez, él lo fuera del Ganivet y comenzamos a preparar juntos las oposiciones de Agregados. La verdad es que ni él las hubiera sacado sin mi yo sin él. Una auténtica simbiosis, en especial en el verano del 73; además nos unía una tiesura importante que no impedía que de vez en cuando los dos matrimonios nos diéramos algún garbeo. Recuerdo aquella mañana que, hartos de memorizar conchas y bichos, nos dio el revolunto y nos fuimos los cuatro al puerto de Motril (y seguimos con los bichos; no teníamos arreglo); en otra ocasión a su casa de campo en Gor y una, casi de película de Berlanga, en la que lamentándonos de la situación económica (reconozco que yo mucho más), sentados en una terraza de San Miguel Bajo con una botella de blanco pasto por toda consumición para cuatro, proyectamos una iniciativa surrealista, ¡¡¡la cría de palomas zuritas!!!. Resulta que había salido que eso era un negocio para el tiro de pichón, que eran las adecuadas y no las palomas normales que les tenían que mochar la cola para que el vuelo fuera zigzagueante. Que cosas. Entre las ocurrencias:
– Las zuritas se alimentan de yeros, que son muy exclusivas. ¡¡¡Pues sembramos yeros!!!.
– Que hay palomos «ladrones» que en vuelo las atraen y se las llevan. ¡¡¡Pues tendremos unos cuantos palomos ladrones nosotros también!!!.

Estábamos muy unidos, al punto de que al sacar las oposiciones, él (ellos) se quedaron en Alcaudete y nosotros a Canarias con lo que le dejamos en «herencia» un televisor con más años que Matusalén, un Iberia Totalvisión que funcionaba dándole un martillazo en el selector de canales. Pues lo tuvieron varios años.
Él no me siguió en la preparación de las oposiciones de cátedra pero eso no significaba alejamiento personal, que no ha existido nunca. En la actualidad es un paleontólogo de mucho prestigio y muy bien considerado por su bonhomía tanto en la Facultad como por las ardillas del Llano de la Perdiz al que va a diario. Si quieren comprobar su sentido del humor, convénzanles de que cuente el monólogo-chascarrillo de la «Niquelina Imperial». Desternillante.

Dejo por ahora el asunto oposiciones que ya está bien, pero nobleza obliga, lo de Antonio Pablo era una espina que me quedaba. En estos días «olímpicos», recuerdo las primeras olimpiadas que nos chupamos en la tele, las del 72, en las que hubo un atentado fatal, y en las que se oían cosas del comentarista tales como «Que bien está Mª Jesús Alegre en pelota» o pronunciando «Nadia Comanchini, Nadia Comenachi, Nadia Comenchi», hasta que alguien le sopló el nombre correcto. Era Antolín García, el que acuñó lo de «bolea envenenada». En le época servía para comentarlo todo. Por cierto, ¿que habrá sido de Mª Jesús Alegre, que según el comentarista fue pionera de un destape televisivo?. 
Pues viendo los grandes éxitos españoles en K-1, K-2, K-4, no me he resistido y en las próximas intervendré en el K-K que es lo mío. Por lo pronto ya me he equipado:

El remo es lo que me falla, pero lo que son ganas tengo para aburrir a esos armarios guaperas que reman como descosidos.

Seguiremos con más formalidad.

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