Excursiones

Como anticipé, voy a alejarme de lo autobiográfico que puede ser tremendo, no por tétrico o siniestro, sino por el tormentón de cosas que podría poner. De forma que voy en estar entrada a resaltar otra de las facetas con las que he disfrutado de verdad. Una fue la del Museo a la que dediqué las primeras entradas de este parto. La otra ha sido las excursiones.
La verdad es que las Ciencias Naturales lo ponen fácil, invitan a salir al campo con los alumnos, pero ojo, no a todo el mundo le parece así. He conocido profesores que NO HAN SALIDO NUNCA, que la enseñanza la han desarrollado siempre en el aula; si acaso la han complementado con prácticas de laboratorio.
No me resisto a hacer algunas reflexiones.
¿Cómo se pueden hacer decentemente prácticas de laboratorio con grupos de 30-40 alumnos? ¿Hay instrumental para tantos?¿Y espacio?¿Se pueden atender a todos o a una mayoría?. Además la preparación de dichas prácticas, del instrumental, necesita de un tiempo y preparación del que no se dispone; si, de la preparación tampoco, a no ser el voluntarismo del profesor, ya que no se le pide en el acceso para serlo, las oposiciones, por ningún lado. Por eso tampoco son demasiado frecuentes estas prácticas, si acaso lo que se entendía por «experiencias de cátedra», el profesor hace y los demás miran. Los manuales de prácticas de laboratorio son hoy vestigiales. Los que alguien conserve, que los cuide que son joyas. Los de Dimas Fernandez Galiano (Edit. Aguilar), los de Álvaro García Velázquez en ENOSA…; es curioso que son los que fusilan en las facultades para «practicas universitarias». Se empeñaron en «abaratar» la enseñanza en los Institutos y se ha conseguido en muy buena parte.
Caso aparte son las ya citadas en otra entrada «Claves de Navarro» (Clasificación de los animales, vegetales y minerales, Alejandro Navarro Cándido). Unos manuales aparentemente pequeños pero utilísimos en las salidas al campo para animales y vegetales y en laboratorio para los minerales.
Los «expertos» las denostaban bastante, pero sin considerar su utilidad para la clasificación dicotómica obligando a la observación de las estructuras.
Hoy en día se les proporcionan a un alumno (y a algún profesor) y como si le dieran el Libro de Mao pero en chino.
Cierto es que en el campo, al igual que en el laboratorio, atender a grupos es muy difícil; por eso ya en el Suárez, acudí a «ayudantes» en el argot llamados «apóstoles» por razones obvias, aspirantes a profesores que se repartían a pequeños grupos para las prácticas. He aquí algunos ejemplos:



Previamente a realizar la excursión o salida de prácticas al campo, se seleccionan los lugares y lo que hay que hacer en cada uno; si es la primera vez que se clasifican plantas, no comenzar con una compuesta, buscar lugares donde se garantiza la abundancia de otras más asequibles e ir avanzando.
En el caso de estas dos imágenes están con la Vinca (hierba doncella) que es muy facilita y a golpe de Claves de Navarro identificarla. Después el almendro, romero, el espino, aulagas, jaramagos, etcétera. La cuestión es que se fueran haciendo su propio herbario, práctica complementaria enseñándoles a usar la prensa (confeccionada por ellos mismos, ojo, dos tablas y tornillos con palometas). No sólo se les corregía y calificaba el herbario a fin de curso, sino que se les examinaba  de clasificar. Recuerdo que los primeros años puse el Spartium (gayumba) o el Convolvulus (corregüela); otros la Verónica (te de Europa) o el Borrago (borraja). Los alumnos eran unos fieras, les encantaba, hasta hubo algunos que se compraron el Bonnier y el Polunin para ampliar. Comparado con lo de hoy hablamos de Ufología.
No sólo eran plantas los motivos de estas salidas (de las de Geología hablaré en otra entrada posterior). Los moluscos eran también objeto primordial; se buscaban playas que tuvieran pescadores en activo ya que las redes traen de todo:


Respecto a las imágenes, con tres «apóstoles» apañadísimas, como todos los que han venido y a los que les tengo especial afecto. Los sitios han sido, en las dos primeras bajando el boquete de Zafarraya, Puente de Don Manuel; la playa es la de Benajarafe.

Mis apóstoles:

En la Venta de la Malagueña, Puerto de los Alazores. Lugar de mucha significación en mis salidas al campo.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *