Landsteiner, los tuyos, Don Carlos, tus mulas, esaborío.
De forma que en este periodo que con un tipito juncal estamos superando, con no pocas inercias heroicas ante amenazas de la siguiente guisa: si eres calvo, más coronavirus; si hipertenso, no veas; si gordo, fatal; fumador, el remate de los tomates; mayor de sesenta y cinco ni te digo, y ahora vienen que si el grupo sanguíneo A te da todas las papeletas. ¿Porqué el día que descubriste los grupos sanguíneos, Carlos Landsteiner, no te fuiste de vacaciones a Marina d’Or, o ya puestos a Cancún mismo?. Cuidado que ahora terminan de meterme «el peo en el culo» con lo del grupo sanguíneo. Por tu culpa, listillo.
Y eso que asumo que tengo el A porque me lo dijeron en el campamento de Viator en la mili y así figura en la cartilla militar, entonces verde.
Contaré toda la verdad. Un tiempo antes, los militares del mismo ejército me hicieron otro análisis al pretender ir a Milicias Universitarias en las que por motivos que no proceden aquí, no me admitieron.
Pues nos pusieron pegados a la pared por orden alfabético, venía una especie de carnicerito con una cuchilla y nos hacía el muy sanguinario un corte en el lóbulo de la oreja, y otro, experto en casquerías con un portaobjetos hacía el frotis y a un canasto supuestamente por orden. Y tanto. Al cabo del rato vocearon los resultados, y si salía uno del grupo sanguíneo A (agárrate Landsteiner), venían diez o doce seguidos todos iguales. Lo mismo ocurrió si fuera el B (bastante menos frecuente que el A), B,B,B,B,… y así se evidenció que el grupo sanguíneo iba por la inicial del apellido del aspirante universitario. Ni herencia mendeliana ni gabinas, que eso son cosas de rojos pornográficos. La cuchilla sin limpiar de uno al siguiente y venga, a acabar pronto. Me fío más de lo de Viator incluso por lo probabilístico; aparte de que se hizo de forma más creíble, el grupo A es el de casi la mitad de la población, y allí, te hacían ver que de individualidades nada de nada.
Pues nada, con complejo de «persona de edad burbuja», nada de viejo ni de edad disparatada que es la que es, a lo largo de este periodo me fijo en que ha existido una parcela zoológica inesperada. Ciervos, jabalíes, ardillas, algún oso que otro y aves olvidadas han vuelto a su sitio, a ese donde nos empeñamos en poner asfalto, casas y oh, terrazas. ¡¡¡Que sería de la Humanidad sin las terrazas!!!, esa epidemia fruto de la ley antitabaco, que en lugar de permitir fumar en los locales siempre que tuvieran un eficaz sistema de extracción de humos, usó la cirugía, venga, todos a la calle, invadamos los espacios peatonales, agredamos al vecindario para que emigre al extrarradio, cambiemos a la librería o al taller por un gastrobar con derecho a terraza. Y eso que en principio algún partido dijo que se opondría, pero se precipitó, se dieron cuenta de los magros ingresos por tasas de ocupación y silencio total.
¿Y de las motos acuáticas y demás embarcaciones?, casi lo mismo. Se han acercado a las orillas tiburones de todo tipo, inofensivos, sin alarmas. Cetáceos en grupo, y eso citando sólo los voluminosos, a saber de boquerones y jureles.
Pero ya cansados, hemos acudido a otros usos zoológicos, al menos para los titulares de prensa. No tiene desperdicio el uso del veneno de los sapos para un ritual supuestamente chamánico, lo del actor porno que pensando no se sabe con cual de sus cabezas se ha cargado a un currito (con carnet de imbécil por lo menos) con la cosa del veneno del bufónido. Ni titulares que se le han dedicado. O lo del cocodrilo en el Pisuerga; éste oyó lo de «aprovechando que pasa por Valladolid» y se dijo, «pues me voy a tomar un Ribera o un Toro, que lo mismo al verme se acojonan y dejan la botella en la terraza».
El tiempo dirá.
Pues esquivando, como de costumbre, el hablar de política, tal como está el patio me he acordado de esta diapositiva para cines, de aquellas que se ponían antes de las películas, unas con un chimpancé vestido de botones diciendo que «prohibido fumar», o la otra con «esmerado servicio de ambigú». Pues conservo esta joya que para algunos no desentonaría en estos tiempos: