Algoritmo+Paradigma

Pues ya casi en un encuentro con la «tercera fase», empiezo reconociendo que este periodo me ha supuesto una cura de humildad (falta me hacía, lo se) y asumo mi incultura e ignorancia, que viene a ser casi lo mismo.
He escuchado tantas veces lo de «algoritmo» o lo de «paradigma» que reconozco y admito, que sin saber exactamente el significado en cuanto a lo que se refiere. Son palabras que se intercalan así por la buenas y se queda uno tan «pímparamente». ¿Saben los locuaces lo que significan?, personalmente siempre me han parecido un poco abstractas, y su aplicación más aún. Probablemente evidencie mi incultura, o más bien estoy evidenciando lo que les pasa a la gran mayoría. Hasta hace muy poco, el término algoritmo lo asociaba a Euclides, ahora admito que supone una cadena de razonamientos o métodos para llegar a una conclusión; de todas formas , un tanto abstracto y vuelvo a pedir perdón por mis limitaciones. Pero lo del paradigma me supera; la primera vez que oí el palabro fue en un librito sobre las revoluciones científicas, el célebre de Kuhn, y la verdad que no me quedó muy claro, menos aún cuando ahora se oye o lee «es que esto es paradigmático», me quedo en que debe ser la releche y ni me atrevo a discutir. Como con Valle Inclán, Divinas Palabras.
Alguien sería capaz de decir (si no lo ha dicho ya) que «esto es algorítmicamente paradigmático». Para tirarse por el Tajo del Pollero, como decimos por aquí.
En el fondo lo veo como una solución retórica del que no sabe lo que está diciendo o lo que quiere decir, y recurre a estos palabros. En otros casos, y no es la primera vez que lo refiero, se alargan palabras con otras inventadas de forma soez, procedimentales por procedimientos, actitudinales por actitudes o peor, que está de moda entre los actuales barandas de la enseñanza, «diseño curricular» para referirse sencillamente a programación.
Ojo, no es de hoy, ni hay que trasladarse a Fray Gerundio de Campazas, alias Zotes, en los años setenta y metidos los ochenta, cuando hubo tanto advenedizo metido a la oratoria obligatoriamente, circulaba un suelto con tres columnas en vertical, en cada una de ellas una serie de palabras que eligiendo una de cada, salían una serie de frases de lo más espectacular para ser usadas en su discurso, totalmente vacuas pero de lo más rimbombantes, recuerdo en especial la de la «estructura coyuntural tipificada». Se podía incluir en cualquier arenga, sobre sanidad, educación, trabajo, lo que se quisiera. Hoy también.

Y no nos olvidemos en estos días de los «estudios». De esos que citaba en entradas anteriores y que florecen últimamente, «según un estudio de (vaya usted a saber)…, los limones no sirven para jugar al billar», olé. Ya puestos me voy a animar y propongo a alguien, lógicamente de un sitio raro y lejano, que realice un «estudio sobre los estudios». Le propongo que incorpore uno muy reciente hecho en Australia, obviamente, sobre el contagio del virus a través de eructos y pedos. Dudo de su veracidad, pero se le adjudica a un tal Norman Swan, investigado por el que suscribe resulta que es un médico escocés afincado en Australia. Para mi que se le ha ido la olla; hace poco fueron los contables de ese país-isla-continente los que sesudamente también hicieron otro estudio vírico y como no se ajustaba a las columnas del Debe y del Haber, así salió lo que salió.
Se pergeña una «Historia de los estudios», al igual que cuando era ministro Ricardo de la Cierva (UCD) y de tanto propiciar las ediciones de fascículos sobre cualquier cosa, se rumoreaba la aparición de una «Historia de los fascículos en fascículos». Lógicamente escrita por el propio de la Cierva, ya puestos, como autorizó la versión pop del Cara al Sol (verídico), pues de tacada….

Y uno, que tiene de racista lo que tiene de monje tibetano, a propósito de los abominables y recientes acontecimientos, vuelve a considerar la estupidez de lo políticamente correcto, de esa autocensura silenciosa. De forma que los mismos negros se denominan como son, negros (Black Power es su autodenominación), y nosotros les decimos «de color», como si los demás fuéramos transparentes e incoloros. Ahora resulta que «Lo que el viento se llevó» sufre censuras por racista. La leche. Sin olvidar otra muletilla que ni los propios referidos usan, la de la «etnia gitana», ni siquiera raza, no, etnia que queda más fino y solidario; por las narices. Con lo que presumen cuando se presentan  orgullosamente como GITANOS, sin más, y encima perfilan que si son o no «gallipavos» , es decir puros o mezclados. Pero son las normas actuales. A obedecer, aunque con esta inercia, si nos ponemos a pensar en las letras de La Copla, lo primero es que llevaríamos a la hoguera a Doña Concha Piquer por machista, sugiero al lector que haga memoria y tararee la que quiera, incluso alguna sería objeto de condena atroz por los animalistas «…aquí hay un niño muy hombre que está delante de un toro, en matarme no repares… y como no tiene mare, la Macarena le ampare y le de su bendición». Venga, que lo del Viento se llevó es una bagatela, ahí hay cantera de censura. Pobres Quintero, León y Quiroga, que equivocaditos estabais. Y no me extiendo con las letras de ciertos cuplés de Sara Montiel porque esta entrada sería larguiiiiiisima.  A los políticamente correctos les aconsejo tranquilidad y buenos alimentos.

Vamos a las imágenes:

Comienzo con una festiva como de costumbre:

Pues tanto como festiva no es. Es mi penúltimo grupo de alumnos de 2º de Bachillerato de la asignatura Ciencias de la Salud. Digo que no es muy festiva porque eran excelentes, en lo personal y como estudiantes. Nostalgia. Al año siguiente quedé liberado en exclusividad para el Museo. No es por presumir, pero la tercera parte de los que salen ahí hicieron carreras sanitarias, Medicina, Enfermería, Fisioterapia, etcétera, ¿los engañé?.

Como a raiz de la entrada anterior salió lo exiguo de la profundidad actual de la Laguna de Fuentepiedra, he rescatado esta en la que se adivina que por aquél tiempo, año 69/70, la cosa era otra, que le llegué a medir más de tres metros  de profundidad en el centro. Reconozco que es pintoresca a la par que manifiesta la imprudencia de la edad y necesidad. Los carrizos que asoman rematan en unos pinchos que si rozan al bote ahí me quedo con los pies hincados en el fango, y vosotros liberados para la posteridad.

Vamos a por los bichos expuestos en el Museo:

El tigre. Ejemplar emblemático del Museo para todos los que han pasado por el Instituto. Cuando se inauguró esta sala zoológica del Museo (las otras aún no estaban organizadas), fue visitado por Domínguez Ortiz y por Francisco Ayala, ya vejetes los dos, pero Ayala como antiguo alumno, de forma entrañable y casi infantil espetó al momento, «mi tigre, ¿donde está mi tigre?. Sin más comentarios.
Encierra algún secretillo el tigre, y es que cuando sucedieron ciertas obras quedó bastante deteriorado. La restauración fue laboriosa.
Otra:
Coloquialmente la mona, una orangutana con su cría. Otra de las portadas del Museo. La verdad es que da lástima, al menos a mi me da, pero eran los criterios del siglo XIX sobre el coleccionismo. Y más pena da por la cría, pero es que cuando se mata a una madre, la cría sigue abrazada a ella. Cruel. Se dice que hay más en los museos que en la actualidad en vida libre. Sin entrar en las ocasiones en que se prestó el ejemplar, de forma inadecuada y que ya reflejé en una de las primeras entradas del blog, añado que en su día costó mil pesetas, un perraje de la época, y que a la hora de disecarla si bien se tuvo el acierto parcial del arbolito, un cerezo, no se tuvo en cuanto a la peana que se reforzó en mis tiempos con esas rocas simuladas, pretendiendo ser basálticas como en sus islas originales, y así dar estabilidad. Lo de parcial del arbolito es por lo de cerezo, dudo que en su hábitat abunden, pero que si no lo digo cuela y queda bien.
Ahora algún cacharro de Física:
Son pareja, el de arriba y el de abajo. Se llaman «Espejos ustorios», sin alarma, ustorio en latín significa quemador. Se tratan de dos espejos parabólicos que se deben enfrentar para su funcionamiento a una distancia algo menor de un metro. En el de arriba, frente a la parábola metálica hay un soporte en el que se fija una cerilla sin encender. En el de abajo, en esa especie de receptáculo en forma de redecilla, se coloca un trapo arrugado e impregnado en gasolina o algo que arda; al prenderle fuego el calor se irradia por la forma parabólica y se recoge dicha radiación en el enfrentado que, concentrándola en la cerilla, ésta echará a arder espontáneamente. Una réplica del conocido «fuego griego» que aplicó Arquímedes para prender fuego a naves enemigas. Ojo, que el muchacho, aparte del Principio que lleva su nombre era un experto en maquinaria de guerra.
Son muchos los aparatos para demostrar los avances del de Siracusa, lo que no quiere decir que los hiciera él mismo, sino realizados bastantes siglos después.
Y ya está bien, voy a seguir superando el «confite». Os deseo buen humor, cuidado con el peso y orejeras ante los bulos contaminantes.
Hasta dentro de unos días.

7 comentarios en “Algoritmo+Paradigma

  1. Unknown

    Hola Luis: como todos los 'incultos' de antes (los de ahora son simplemente cerebros rasurados, por lo del cortex…), sabemos que ALGORITMO procede del matemático persa AL-JUARISMI. Según acabo de leer a R. PENROSE (el compi serio de HAWKING), algoritmo es el conjunto de instrucciones que hacen funcionar a la máquina universal de TURING. Y que, en coincidencia con el Teorema de Godel, no tenemos ni repajolera idea si funcionará o no a priori. En eso parece coincidir con los algoritnólogos acreditados.
    Hablando de los 'estudios', hace años estuve a punto de solicitar un año sabático (después de una década intentando conseguirlo para la restauración del gabinete de Física) proponiendo el tema ESTUDIO SOBRE LOS CRITERIOS DE CONCESIÓN DE LOS AÑOS SABÁTICOS EN LA DIRECCIÓN PROVINCIAL DE … Estoy seguro que habría llegado a conclusiones de sumo interés para la ciencia del trepaje socio-político-administrativo.
    Un abrazo

    Responder
  2. Luiscastellon.es

    Ya que sale en esta "juerga" el amigo Al-Juarismi, recuerdo la portada de un librito bastante antiguo de un cubano, Ángel Cabrera, titulado Álgebra elemental y en cuya portada hay una imagen del persa en cuestión, supongo que si se enterara hoy del uso de "algoritmo" le da un patatús. El librito de Álgebra es un histórico muy bueno por lo didáctico.

    Responder
  3. Luiscastellon.es

    Antes de pasara a una nueva entrada, cuestión que abordaré hoy mismo, os agradezco los comentarios a los intervinientes. Espero que seáis más dando prioridad a esta vía frente a la del móvil, que también agradezco de todas formas. Besos y arrumacos.

    Responder

Responder a Unknown Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *