Bodrio

He estado dudando si titular la entrada como bodrio o como cocktail, me he decidido por lo primero y me explico: se puede entender por bodrio, o al menos yo lo entiendo así, como una mezcla desafortunada de cosas igualmente no atractivas y a veces repugnantes, una veces las propias cosas u otras la mezcla en si misma, unos boquerones fritos migados en el chocolate serían un bodrio aunque ambos por separado sean exquisitos. En el cocktail los ingredientes pueden ser más tolerados, pero al final necesitan agitación, un «meneo». Pues en estos días, hay ingredientes que me producen esta duda, a saber: el virus dichoso que incluso se ha llevado por delante a personas muy cercanas y queridas; Filomena por otra parte, y la agitación coctelera indispensable, los terremotos.

Sin entrar en política descaradamente, como viene siendo norma aunque en el sentido amplio de «política» naturalmente que lo hago, todo o casi todo lo es, voy a desarrollar suscintamente los aspectos anteriores.

El virus es un hijo de su madre, más pertinaz que las sequías en tiempos de Franco, y que nos está haciendo engordar con el aumento de colesterol consiguiente, oxidación de las trócolas, y demás derivados. Algunos incluso aprovechamos para ordenar papeles y libros. ¡¡¡Cuanto polvo almacenaban!!!. Eso es señal de que somos obedientes y nos quedamos en el domicilio, que todo tiene cosas buenas y malas aunque el fin no justifique los medios. Con otros, el virus no ha tenido piedad, descansen en paz. Ahora viene el capítulo de las vacunas y su reparto. Ya salió los otros días la monja Caram ¡¡¡Cómo no!!! a hablar del asunto. Lógicamente pasó de puntillas sobre el asunto de quienes se cuelan, y personalmente cada vez que me entero de un caso me entra una mala idea parecida a la que me da cuando a Tippi Hedren, espléndida, remando la pobre mía en la película Los Pájaros, es atacada por una gaviota (la primera) escachifollándole un peinado increíble. Pienso que la gaviota es una asesina irrespetuosa no sólo con el peinado, sino con la que fue suegra de mi paisano Banderas. Abundando, hay que ver la de criterios para establecer prioridades en la vacunación, que si oficinistas, capellanes, administrativos, cargos públicos, ahora los deportistas olímpicos; personalmente tranquilo que ya me tocará, creo que voy detrás de los Armaos de la Macarena. Me dará tiempo a comerme hasta las uñas de los dedos de los pies. Y eso sin contar que cuando se disponga el reparto geográfico no me extrañaría que, al igual que nos hartamos de oír «American first» de dudoso recuerdo, ahora salgan Madrid first o Sevilla first, sin contar con las influencias electorales.

Todo este periplo de acontecimientos víricos tuvo una representación con bastante paralelismo en uno de los episodios de Tintín, me refiero a «La estrella misteriosa». Los tintinófilos me entenderán al momento, para aquellos que no hayan sido lectores les hago un resumen: Va a caer en la tierra un meteorito en el que por una imagen espectroscópica se ha descubierto un elemento químico nuevo; como previamente hay un aumento de temperatura y algunos sustos, un sabio un tanto ido de la chaveta ya aprovecha para emitir bulos catastrofistas (¿suena eso?), se trata de Philippus el Profeta en el tebeo, ver viñeta adjunta:

Nuestros negacionistas y demás oportunistas, supongo se verán reflejados. Igualmente el comité científico que se establece en el tebeo, por cierto, me resisto a decir cómic, es de lo más variopinto (otra vez, ¿suena eso?), uno de ellos aprovecha para bautizar al momento con su nombre a ese elemento químico nuevo. En la expedición hacia el meteorito hay sabotajes para evitar que Tintin y su comité de sabios tomen posesión antes que un ladino banquero, que muy avispadamente ha visto negocio; no hay que ser un lince para aunar aquí el negociazo con las vacunas. En fin, que no andaba muy descaminado Hergé vaticinando estas situaciones.
Filomena nos dejó, incluso a los madrileños a los que ha privado de bastantes árboles, pero no olvidamos el frío no exclusivo de la capital del Reino, que aquí ha sido como estar junto al frigorífico con la puerta del congelador abierta: Sierra Nevada es nuestro muro natural y muy próximo.
Para agitar lo anterior y convertirlo en cocktail, los terremotos. No es que me asusten demasiado pero si les tengo respeto. No son nada nuevo en Granada pero reconozco que la sensibilidad está a flor de piel; bastantes de intensidad de la que se nota y asusta, intercalados por meneillos como tiritones que terminan por desajustar el rompecabezas. A esto hay que añadirle la proverbial cultura de la prensa que mezcla como le da la gana los conceptos de magnitud e intensidad. A un periodista que me preguntó lo acribillé con la distinción. Recuerdo que el célebre de Managua fue de una magnitud bastante baja pero no veas la intensidad, se llevó la ciudad por delante. Periodistas que, eso si, insisten en decir lo «moelno» de seísmo en lugar de sismo o terremoto como toda la vida. Los mismos que han implantado por contagio el que cuando nos referimos a «personas» digamos «gente», lo que me parece despectivo e impreciso, o lo acostumbrado de «situación complicada», por «situación difícil», que lo difícil, incluso lo muy difícil no es obligadamente complicado aunque esto último parezca más benévolo. Y no digamos con algunas muletillas que alargan el idioma quitando la elegancia de la economía en las palabras, un ejemplo: «como no podía ser de otra manera»,¿a que os suena?, en lugar de decir de una forma abreviada «obligadamente» o «naturalmente» etcétera.
Bueno, bodrio o cocktail aclarado, espero que para la próxima entrada estén las cosas más diáfanas, pero antes quisiera trasladaros algo: aunque los comentarios en este blog aparentemente no sean muchos, si lo son los correos que recibo o directamente en el móvil. Al igual que en mi barrio acaba de abrir una librería, iniciativa heroica en estos tiempos a la que deseo un buen futuro, un antiguo amigo de mis tiempos de Instituto, atiende por Antonio Bustamante, ha escrito un libro, una novela, que está en Amazon y me pide que inserte el enlace:  https://amzn.eu/hgJPFfZ

Hay que apoyar a estas iniciativas.

Y nada más, pasamos a alguna imagen del Museo, al menos de como yo lo dejé al jubilarme:

Si, un fósil, que hace tiempo que no pongo ninguno. Se trata de un precioso ejemplar de un helecho fósil, un Sphaenopteris del Cárbonífero-Pérmico según las especies. No digo esa catetez de tantos miles o millones de años, que para eso están los tiempos geológicos, el que quiera saber, a Salamanca. Geográficamente figura como procedente de Edimburgo.

Y ahora un ave:

Magnífico ejemplar de garza imperial, la Ardea purpúrea, que según la catalogación procede de Granada, aunque hoy día no sea nada frecuente observarla por aquí; si acaso la garza de siempre, la real, la Ardea cinerea, de color grisáceo y no marrón rojizo como la de la imagen.
Y algo de Física para variar:
El aparato se conoce como «Granizo eléctrico» o de Volta, otros lo adjudican a Faraday, pero a lo que vamos. Una campana de vidrio y en el interior una placa metálica que sobresale al exterior con un vástago acabado en una argolla en este caso o una bola, entre el fondo y la placa se sitúan bolas de médula de sauco o en su lugar hacen la misma función si son de corcho. Se trata de mostrar el efecto de la inducción eléctrica. Al contactar la argolla con un generador eléctrico, usualmente una Máquina de Ramsden para los entendidillos, la placa interna se carga de electricidad que por inducción atraerá a las bolitas que, una vez en contacto con dicha placa adquieren la misma carga y serán inmediatamente repelidas chocando con el fondo, al seguir la placa cargada, nuevamente se dirigirán a ella y se repetirá el sube y baja: Lo del nombre de «Granizo eléctrico» es obvio. Un aparato de lo más didáctico y vistoso.
Y nada más en el día de hoy, festividad de San Ricardo. Como ya es costumbre os deseo paciencia y mucho, pero que mucho, buen humor.

 

 

9 comentarios en “Bodrio

  1. jose.e.moratalla@gmail.com

    Covid-19 + Filomena + Terremotos = Bodrio
    Con buena temperatura, recien hecho y con porcentaje medido de ingredientes. Vd tiene buena mano D. Luis y con destreza agita la coctelera obteniendo una mezcle sabrosa, agradable y nutritiva. Seguiré probando sus sugerencias .

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  2. Antonio Prado

    Enhorabuena por la entrada, ayuda a soportar este rutinario encierro. Por cierto, en un reciente artículo de Pérez Reverte reconocía su devoción por Tintín y, mira tú por dónde, don Luis alude también a este carismático personaje.
    Y ya que hablas de San Ricardo, me recuerdas una película que he visto el otro día, La excavación, en la que se relata el hallazgo de Sutton Ho en 1939, un barco funerario anglosajón más o menos de la época del supuesto santo y un descubrimiento que aportó algo de luz a una oscura época británica.
    Me parece muy bien la referencia al libro. De hecho, el comentario de joyas bibliográficas podrían ser un estupendo complemento de los “bichos”, aparatos y fósiles.
    Y a esperar la siguiente entrada.
    Antonio Prado.

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  3. EnGaOr

    Magnifico cocktail Luis!! Me encanta la historia que has compuesto, sus viñetas a modo de cómic, a riqueza de contenidos, y los detalles hilarantes del moño despeinado de la Heddren por la gaviota. De antología!! 👏👏😂

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  4. Paco Moya

    Muy bien “meneados” esos ingredientes Luis, muy acertada idea.
    Y siempre con ese toque de humor.
    Verás como a las farmacéuticas no se les “escachifollan” sus planes.
    Me ha encantado el graznido eléctrico.
    Mucho animo

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  5. Antonio Castillo

    Efectivamente me parece heroica la iniciativa de abrir una librería en estos tiempos. ¿Tendrán allí a la venta el libro de Antonio Bustamante? A mí (estando Torremolinos confinado perimetralmente, que ni a Málaga puedo ir) no me afecta lo más mínimo, pero a los granadinos os puede venir bien.
    Está bien eso de poder leer un trozo del libro online. Hay que reconocer que estos de Amazon están organizados.
    Siempre he tenido afición por las librerías, pero observo que Amazon (y el comercio electrónico en general, pero en particular Amazon) está comiendo terreno al comercio de proximidad a pasos agigantados. Y solo faltaba la pandemia.
    Y yo era de los que no tenía móvil ni tarjeta de crédito, o los usaba poco, y ahora no puedo pasar sin ellos.
    De corazón deseo suerte al librero, porque creo que la necesita.
    Un abrazo.

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  6. A. Quesada

    Pues sí, Luis. Que solo los terremotos eran lo que le faltaba al altarico. Coincido contigo en el mal uso de los términos intensidad y magnitud; y dentro de esta, siempre es en la escala de Richter, aunque las unidades indican otras formas de medir la energia de los terremotos. Pero veamos el lado bueno, creo que como nunca como ahora se ha visitado la página del IGN sobre terremotos y eso a fin de cuentas es culturilla científica. Y magnífica la referencia a Tintín; ese no lo conocía. Magnífico cóctel. Un gusto leer tus entradas. Abrazos

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