Neurohéroes

Desmontando una maqueta de encéfalo. Alumnos de Bachillerato del Zaidín-Vergeles. Fotógrafo: su profesor Antonio Quesada.

Querido y sufrido lector:

Antes de entrar en materia, si es que se pueden llamar a estas entradas «materia», habrá observado que la presentación del blog es otra, como más limpia, ¿cómo diría yo?, como más «espercojá», se ha hecho con la intención de mejorar: «U renovarse u parmá», que ya dijo el sabio. Además el acceso a comentar las entradas se ha facilitado bastante, que antes era un auténtico rollo, incluso se podrá calificar la entrada sin necesidad de comentar. A disfrutar y a ser posible sin cara de «malafollá».

Pues digo «neurohéroes» porque es lo que somos, auténticos héroes si es que somos obedientes a las normas que todavía nos afectan y además lo hacemos consecuentemente. Lo de anteponer «neuro» es lógico, ya en la entrada anterior apuntaba a que modernamente a casi todo se le adjudica, hasta a los «neuropodólogos» que tarde o temprano acabarán llamándose así.

Pues nuestra heroicidad es evidente: aparte de las normas estamos sufriendo la invasión agresiva e insoportable de los «todólogos», de los que saben de todo y además dogmatizan, algo así como la monja argentina pero dando muchas más voces. Hay que ver la de entendidos en diplomacia que hay, además especialistas en las relaciones con el Magreb; si es que desde lo de Perejil se pusieron a estudiar y llegaron hasta O’Donell y Prim y la Guerra de los Castillejos, es lo que tiene la LOGSE y derivados, que han fomentado el estudio, la curiosidad y el interés por lo ignoto para fraguar opiniones transversales que vaya usted a saber que es eso de lo transversal tan de moda. Puede ser que al momento el «todólogo» pase a opinar sobre que si tal vacuna es mejor, que si produce bizquera o almorranas, que eso del ARN le ha dicho un primo suyo, éste viene de la EGB y sabe la hostia, que fue un invento para darle el Nobel a Ochoa, que no sirve, que lo que sirve es la lejía con vitamina D o C o la que sea, pero con un chorreón de ginebra rosa a ser posible. Sigo defendiendo que «la mejor vacuna es la vacuna puesta». Y para redondear el «todólogo» nos descubre que todo pasará cuando se alcance la inmunidad de «rebaño». Sus muertos. Soy consciente de la obediencia colectiva, pero de ahí a que me digan en mi cara que soy igual que una oveja, borrego o cordero, o que ese es el proyecto de retroevolución de la especie a la que creo pertenecer, pues no me agrada. ¿Tanto cuesta sustituir al rebaño por otra palabra?, no sé, por colectiva, mayoritaria…pero entiendo que sean los usos actuales acordes con el manejo del lenguaje. ¡¡¡Dios, que cruz con los «todólogos»!!!

Pues cuidado con lo del lenguaje, que como tomemos algunos usos latinoamericanos nos podemos llevar un chasco. Ya sabemos que «concha» tiene otro significado en algunos países pasado el charco; pero ocurre lo mismo al revés, y en estos días casi ha sido refrescante. Una candidata mejicana promete en su programa «chichi para todas». Olé. Desembocará en una orgía, aunque la cosa no va muy desencaminada ya que con «chichi» se refiere a implantes mamarios y que lo incluye en las promesas tras sesudas encuestas. La verdad es que no se que pensar, si encuestadores, encuestadas o candidatas, ¿a quién le falta un tornillo?.

La presentadora argentina, que está preparando oposiciones a «todología» no se queda atrás, y según ella, William Shakespeare su escritor favorito, acaba de morir; y además de fondo una imagen del pobre hombre que se ha ido al otro mundo llamándose igual.

Pues ante el panorama, si pongo la televisión buscando algo menos incoherente, me encuentro con mil programas de viajes con imposiciones culinarias: freír un huevo en Bangkok, una ensalada en Grecia (la misma que la nuestra más o menos), o una cosa imposible en Escocia, que de lo sensato, del whisky, ni hablan.

En fin, que me incliné por curiosear absurdamente cosas olvidadas como la Escala Fahrenheit, y corroboré que de lógica no tiene nada, que si tanto el cero como el noventaytantos, que no el cien, toman como referencia a una mezcla de agua, sal y cloruro amónico y a la temperatura corporal en el otro extremo; eso no es serio, tantísima variable. Y no digamos si otras medidas como el galón se adoptan según determinados valores de esa escala de temperatura pero multiplicados por un coeficiente imposible. Así mas cosas, lo de la pulgada, tres granos de cebada, lo del codo una cuerdecita desde los dientes del rey hasta el extremo del brazo…en fin, bendito Sistema Métrico, una de las cosas buenas de la Revolución Francesa.

Como uno se ve abocado al surrealismo por todo lo anterior, confieso que en la intimidad me parece oír una voz que me llama: «Mira, Mamolín, que te espero en Aljubarrota con Almanzor, que allí ha encontrado el tambor que perdió en Calatañazor; después nos vamos de copas o mejor, de vinho verde que es lo que pega en Aljubarrota». Vaya parto, lo dicho, un «neurohéroe».

Vamos al Museo:

Pues ya me ocuparé de algunos aspectos, al parecer novedosos de los que estoy (o me han dejado) totalmente al margen. Otro día.

En la entrada anterior inserté una imagen relativa al concurso que se hizo en colaboración con una televisión local y cuyo premio fue sufragado por la Fundación de la Caja de Ahorros de Granada. Quedó un poco coja la explicación, y aunque los medios televisivos no eran los de Atresmedia o Madiaset, y los episodios quedaron un tanto «caseros», prefiero insertar algún video del concurso y que se vea con benevolencia: https://youtu.be/GHAfczsDEcE

Los alumnos concursantes previamente habían escudriñado el Museo y contaban con la ayuda de manuales e incluso internet. Angelitos.

Pues es una vista de la llamada «A Porta dos Cornos», comunica la entonces llamada Sala II con el pasillo. El nombre es evidente, abajo dos cabras hispánicas y arriba la cabeza de toro y la gacela. Estos dos fueron objeto de restauraciones muy serias, la del toro ya la referí en otra entrada, pero la de la gacela no quedó atrás, tenía la cabeza por un lado y el cuerpo por otro y de aquella manera.

Un fósil, que hacia tiempo que no lo hacía. Un precioso ejemplar de graptolites, con mucha probabilidad un Monograptus, con las etiquetas (cartelas) históricas. Del Paleozoico.

Algo de Física y Química:

Dos magníficas retortas de gres. Su uso no difiere del de las recortas de vidrio, sólo que al estar hechas de este material soportan temperaturas muy elevadas; un uso histórico casi más propio de la alquimia que de la química. Valiosísimas como material histórico científico.

Y nada más por hoy, que mañana es Corpus aunque no se celebre, lo siento por el virus, que va a tener menos posibilidades de dar saltos de persona a persona. Mucho ánimo que si no podéis acabar como yo, con surrealismos diversos.

13 comentarios en “Neurohéroes

  1. Antonio F. Castillo González

    Lo que más me ha gustado ha sido el enlace al concurso del museo y el mejor recuerdo que guardaré de esta entrada será el placer de haberte visto, después de cincuenta y tantos años, y expresándote con naturalidad, que no es lo mismo que ver una foto fija.

    Siempre he sentido una consideración especial por los enseñantes, en general, y por los que a mí me enseñaron, en particular. Y si encima tenían sentido del humor, tanto mejor.

    Haber pasado tu vida en un Instituto es un puntazo, y el museo queda ahí para los que vienen detrás. ¡Enhorabuena!

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  2. Antonio Prado

    Antes que nada, Luis, mi felicitación por el aggiornamento del blog, veremos si somos capaces de renovar también nuestros los comentarios. Los tuyos, como siempre, distendidos y relajantes, lo que se agradece. Coincido de manera particular con lo que dices sobre la “inmunidad de rebaño” terminología muy inapropiada, pero que indica seguramente que en la mente del que la utilizó también podría aludirse a que “estamos como cabras”, “votamos como borregos” o “somos obedientes como ovejas”. Tal vez se debería recordar aquí una frase de Paul Valery que decía: “Nada más original que nutrirse de los demás. El león está hecho de cordero asimilado”. En todo caso, está claro que en este relato el lobo es la epidemia.

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    1. Luis Castellon Serrano Autor

      Antonio, muchas gracias por intervenir. Lo del aggiornamento se debe a quien puedes imaginar, a mi hijo que ha hecho un hueco en sus ocupaciones para tal fin, con su estilo que suele ser ese, nada de barroquismos.
      Oportuno traer a Valery. A ver si pasa esto y ya no hablamos de pandemia ni de sus abalorios.

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  3. Jesús

    Gracias por esta nueva entrada, Luis. Como siempre, es un placer leerte, aunque mayor es el de escucharte.
    Muy buena reflexión la del rebaño; y quiero abundar en ella. Lo peor del borreguismo es que el borrego siempre piensa que hace lo que hace porque quiere. Sueña que es él mismo quien quiere eso, sin pararse a pensar por qué hay miles a su alrededor haciendo exactamente lo mismo: tremolar una bandera, ponerse un burka, bailar twerking o hacerse el mismo peinado que el «galáctico» de turno. La capacidad crítica y la reflexión han sido sustituidas por el panfleto y la consigna. Como profesores, tenemos la obligación de devolverles a los niños ese derecho que tienen a pararse a pensar antes de actuar. Gracias a Juanes de Mairena como tú, algunos seguimos teniendo esperanza en el sistema educativo.
    Un abrazo gordo.

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