Clic es el sonido/onomatopeya con el que solemos referirnos a un interruptor. Ojalá al darle a un cacharro, clic, y aparecemos en el lugar donde me hicieron esta magnífica fotografía donde estoy tan estupendamente arropado. El fotógrafo, mi amigo Emilio, el sitio, unas bodegas muy conocidas de Logroño.
Pero lo del clic tengo que ampliarlo. A lo largo de casi un mes que os he dado de vacaciones de este blog, de nada, los acontecimientos han hecho de mi encéfalo una auténtica termomix o como se llame. Uno concretamente ha sido el de la «interrupción matrimonial». Al momento se me vino a la cabeza aquel magnífico tebeo (me resisto a decir «cómic») de Milo Manara de los años ochenta. Manara es un italiano magistral dibujando y argumentando; el Clic era el ruidito de un aparatejo que despertaba desaforadamente apetitos sexuales y de ahí el título de la historieta. Curiosamente, al final de la misma se abre el cacharro para ver su funcionamiento…¡¡¡y estaba vacío!!!. Aquí el Clic se nos ha vendido para soslayar eufemísticamente lo que a cualquier currito de a pié se le endosaría como separación matrimonial sin más. Pero que vulgaridad el aplicarlo así, a pelo, a satélites de la realeza y de la prensa cardíaca. Bueno, pues Clic, y la verdad es que me importa una berenjena lo que vaya a ocurrir en el futuro, si clic, cloc o cluc. Digo berenjena, esa solanácea, por que está mucho más de moda que otra de la misma familia, el pimiento. La berenjena es hoy día una salvación del vegetarianismo en la carta de los restaurantes e incluso, y esto es sorprendente, ¡¡¡una herramienta política!!!. Va a relegar a aquel panegírico sentimental a la cucurbitácea calabaza en Amanece que no es poco a un segundo plano. No quisiera caer en la tentación de comentarios políticos (tesitura heroica), pero por el camino que vamos se hablará del estraperlo de pan rayado. Que nivel, que nivel. Clic.
Pues otro Clic le haría a los cineastas de documentales supuestamente turísticos/culturales. Me pregunto, ¿Cómo es posible que si sacan un pueblo costero del Adriático, del Tirreno o cualquiera próximo, las imágenes sean casi idénticas a las que pudieran sacar de uno de Tarragona o de Málaga?. O muy poca imaginación o mucha caradura, ya que me planteo si no es la misma población trasladada según convenga. ¿Incultura por mi parte?, casi seguro, pero los mismos paseos marítimos con las mismas terrazas de bares (Ah!, eso si es una epidemia), con los mismos bolsos de los mismos cueros, con las mismas pulseras y collares, los mismos guiris vestidos igual (en su país son más cuidadosos) y con andares de pato mareado, los mismos «puertos deportivos» que no es que hayan sustituido a las embarcaciones pesqueras normalitas, es que las han echado. Claro que estos puertos, del Egeo o de Ibiza, se ajustan a la siniestra coletilla de moda: «Generan riqueza y dan puestos de trabajo». Cada vez que la oigo me digo para mis adentros. «tus muertos». Hasta hace poco vi en alguna playa algún cabestrante que heroicamente se resistía a irse….ya no está, en su lugar un enorme merendero (el mismo que el del pueblo de Gerona o de Sicilia) que adornado con redes, que no se de donde las sacan, y un par de remos, quedan conjuntados con el entorno. No quisiera aproximarme a Ángel Ganivet en sus posturas casi inmóviles al respecto, pero esto es un pasón y una tomadura de pelo.
Nos han entretenido bastante con lo del representante a Eurovisión. Me huele a jugada de despiste, que no está el horno para muchos bollos aunque por lo poco que conozco, parece que los jurados se perecen a tribunales de tesis, «a éste lo llevo yo, el próximo para ti». Y eso que Eurovisión lo tenía ya como algo vestigial de otros tiempos. Ganan unos muy raros y con canciones que se dicen «para Eurovisión». Aún recuerdo, creo que fue la última vez que le presté atención, con lo que desvelo mi carácter de «carroza», fue a Salomé actuando (Jurásico medio): Estábamos en Lanjarón en un campamento de Geología y mi amigo Leandro cuando salió Salomé exclamó: «¡¡¡Pero si lleva un traje de fideos!!!». Ni vivo cantando ni nada, una carcajada colectiva y a seguir. No me pregunten por un tal Chiquilicuatre u otras actualizaciones porque ni idea. Sí digo que las gallegas me gustan, y no sólo esas, las Adufeiras no se quedan atrás.
Y ya que nos acercamos al final del uso de las mascarillas, al menos de su uso para todo, me reafirmo en que Lamarck no estaba del todo acertado. Menos mal. Algunos lectores conocerán que Jean Baptiste de Lamarck fue un avanzado evolucionista, sólo que no estaba muy bien encaminado del todo. Defendía que se heredan los caracteres adquiridos. No voy a entrar en disquisiciones evolutivas ni genéticas, pero si fuera así, y menos mal que no lo es, dado que las mascarillas han supuesto a muchísimos de nosotros una «espantá» de las orejas quedando como pantallas separadas del cráneo, siguiendo a Lamarck, del cruce de dos desmascarillados orejudos, saldría una cosa que al verla el ginecólogo diría «Señora, ni niño ni niña, ha tenido usted un seiscientos con las puertas abiertas».
Bromas aparte, parece que se va despejando la situación a pesar de los tozudos egoístas que ni llevan mascarilla ni se vacunan.
Vamos a por las imágenes:
Se trata de un vistoso ejemplar de mandíbula de mamut del que destaca el molar. Respetando la nomenclatura original, la del catálogo del XIX, es un Elephas primigenius donado al Instituto y procedente de la localidad granadina de Caniles. El molar, selenodonto por las muescas en forma de medias lunas, nos dice que la edad del animal sería superior a los dos años, ya que en realidad son dos muelas que al crecer se unen ene una sola y eso ocurre al cumplir esa edad. Seguro que se podrían hacer mediciones más precisas, pero ahí queda ese maravilloso trozo de mandíbula.
En realidad es un fragmento de un ejemplar del tamaño de una paellera para seis. Son unos cristales tabulares de baritina (barita se suele decir ahora), perfectos y preciosos. Fueron una cesión de mi amigo Pepe Morales que al parecer los extrajo de una grieta próxima a una costa malagueña; no afino la geografía para evitar tentaciones expoliantes. Una de las joyas del Museo.
Y por hoy nada más; espero estar más animado y no dejar tanto tiempo entre entrada y entrada.
Mucha suerte y optimismo en el nuevo «periodo virus» que se avecina.
Hoy te ha superado a tí mismo en gracia y mordacidad, he disfrutado leyéndolo.
Los cristales de barita preciosos y muy buena fotografía.
Hasta tu próxima entrada
M Luz
Gracias Mary Luz. Como dije en otra entrada, estoy con Eduardo Mendoza y eso ayuda al humor.
Pues los cristales de Marita tienen entre dos y cuatro centímetros, lo que los hace inusuales en ese mineral.
Gracias de nuevo por intervenir.
Mi estimado Luis: Una eficaz entrada para despejar la siesta, incluyendo ese toquecillo erótico que le has dado a través del historietista italiano. Deberías multiplicar la actividad en el blog, con o sin mascarilla, más ahora que la cosa parece que escampa. En esta entrada se echa de menos alguno de esos aparatejos que ilustran tanto, aunque las piezas que ofreces son impresionantes. Y con el asunto orejil muy de acuerdo, entre que con los años crecen y que ahora nos las echan hacia adelante, nuestros pabellones terminarán pareciéndose a los de Dumbo, aunque no creo que volemos.
Gracias Antonio: Procuraré hacerte caso y no dejar tanto tiempo entre las entradas. Tenía una imagen preparada de un aparato, pero me pareció que la entrada ya iba bien despachada. Para la próxima.
Gracias por comentar.
Mi querido amigo. la verdad es que tus comentarios, con su tono de ironía fina, son como una bocanada de aire fresco en un ambiente tan contaminado. Aprovechando la ventana que abres con tu blog, me permito comentar un par de temas que son como para «no echar gota». El primero es el espectáculo que nos han dado nuestros próceres en la votación de la reforma laboral. El tal Casero que como su nombre indica (predestinado) votó desde su casa; pijama y pantuflas, con el vaso de güisqui en la mano que solo dejaba libre el dedo gordo con el que pulsó la tecla maldita; la culpa, del ordenador.
El segundo tema está relacionado con los abusos sexuales de curas y monjes y los comentarios sublimes de la Ayuso, denominándoles «algunos errores» que no empañan la «increíble labor» efectuada con los impuestos de los españoles. Aporto dos posibles soluciones para prevenir tanto salido eclesiástico: que les dejen casarse o que les pongan bromuro en las comidas (mano de santo).
Bueno, ya está bien de abusar de tu espacio.
Las fotos y los comentarios me parecen muy interesantes.
Saludos desde la x+1 ola de la pandemia.
Antonio, ni que decir tiene que estoy muy identificado con lo que apuntas, por eso insisto en que me hago de tripas corazón para no meterme en asuntos de ese tipo; y eso que ni siquiera los considero políticos sino estrictamente sociales, pero hoy por hoy prefiero mantenerme al margen.
Procuraré seguir con la línea «seriamente cachonda». Muchas gracias por intervenir. Abrazos
No sabía que la berenjena es de la misma familia que el pimiento!
Me dejó impresionada la mandíbula de mamut.
Los cristales de baritina se asemejan a una fritura exquisita de cebolla!
Me encanta tu pose en la bodega de Logroño.
Abrazos
Mercedes
Pues si, el pimiento, los tomates, las papas (me resisto a decir patatas) y otras tantas. Respecto a los cristales de baritina, te añado que además es muy raro que cristalice en esos tamaños. Una joya.
Claro que para joya, mi foto en las bodegas…insuperable.
Gracias por intervenir Mercedes.
Querido Luis :
Al hacer clic y leerte , uno se conecta unos minutos al ingenio , la ironia verbal , al relato colorido ( azul, rojo, berenjena y naranja) que plasmas en tu cuadro de un invierno -primavera ,que comienza a hacerse semi-eterno en esta sufrida situación pandémica que nos está casi aislando del contacto , la reunion, la charla y el disfrute de un vino » acompañado «.
Consigues que uno tome la dosis necesaria, para mantener constantes de vitalidad, ritmo cardiaco y sonrisa tan precisa. Gracias por ejercer de laboratorio farmacológico de la sutileza y el intelecto en momentos tan ausentes de nivel y trasfondo de conocimientos.
Comparto con alguno de tus comentaristas…….más frecuencia, precisamos dosis mas pautadas en el tiempo , nos dejas sin niveles plasmáticos y el efecto pierde eficacia.
Un abrazo……Clic
Joder, Pepe, te has pasado, y casi en plan poético. Me alegra el ser útil en estos momentos de «panzaburra» intelectual y afectiva. Me obligas (y no sólo tu) a estrujarme el encéfalo para no bajar el nivel. Se intentará. Muchas gracias por intervenir. Abrazos.
Muy acertado como siempre y superando el listón (barrera atlética angustiosa para los que alguna vez tuvimos que enfrentarnos a ella). Te sugiero que vayas pensando en añadir a cada comentario un anexo con vocabulario para pre-cincuentones/as. Por ejemplo, ‘cabestrante’. Te dejo un enlace en el WhatsApp a propósito de clic.
Muchas gracias por tu intervención, Pepe Luis. Lo de cabestrante, los que no sepan lo que es, que lo busquen; y no es un término de marinería de esos complicados ni mucho menos, hasta tenemos modelos en los instrumentos de Física, máquinas simples. Que la LOGSE no nos invada, que nos acostumbremos a la búsqueda de lo que no se entiende. Me alegra que intervengas. Abrazos