Archivo por meses: febrero 2024

Placa

Con la palabra «placa» podemos entender casi cualquier cosa y de lo más diversas:
La de «me duele el pecho y me ha hecho el médico una placas«, o la entrañable oída por la radio en los programas de discos dedicados a media tarde, «buenas tardes, soy Encarna (casi la de Móstoles) si tuvieran una placa de Antonio Machín, esa que habla de gardenias y me gusta mucho, me gustaría dedicarla a mi sobrino que está en Melilla haciendo la mili, a mi hermana Clotilde, si no tuvieran esa placa, una de Juanito Valderrama, cualquiera, muchas gracias y que Dios os bendiga«.

Claro que por mi formación, más próximo está el concepto de placas tectónicas, que ya fue vaticinado por el injustamente relegado Wegener, y hasta los sesenta del siglo pasado no tomó forma como trozo de la litosfera del que con sus movimientos dependen no pocas cosas; casi todo. Pero no es el momento de seguir con estas placas ni con aquellas.
Es el momento, creo, de hablar de una placa en concreto, casi como Umbral en «mi libro, vengo a hablar de mi libro«. Pues eso. Resulta que la actual directiva de la Asociación Nacional para la Defensa del Patrimonio de los Institutos Históricos, presidida por la canaria Teresa Juan, compañera y sin embargo amiga, nacida en Gran Canaria, «gofiona», y residente en Santa Cruz de Tenerife, «chicharrera», pues tuvo la iniciativa de proponer a mi antiguo Instituto, el Padre Suárez, el que se pusiera una placa en mi honor, en la que se reconociera tanto mi labor en el Museo de Ciencias del mismo, como el que fuera el punto de partida para la Asociación, pistoletazo diría yo. Iniciativa acogida por el Instituto encabezada por su actual directora, la malagueña Carolina Vallejo.

Ni que decir tiene que agradecido con un límite que tiene a infinito (soy de ciencias) a las dos y a las instituciones que representan. El acto fue hace tres días, el jueves 15 y hoy aún me dura el aturdimiento, y eso que son las elecciones del pulpo, las empanadas y las filloas. Por eso, y por que no quisiera aburrir demasiado, voy a tirar de bastantes imágenes que lo relatarán mejor que yo:

Pues ahí no hay placas, lo que hay son cuatro personas indispensables en todo este «parto». De izquierda a derecha, Carmen Masip, componente entusiasta de la Asociación desde los inicios, Teresa Juan, nuestra presidenta, Carmela mi mujer que bastante ha soportado y sigue, y Mary Luz Casares la secretaria de la ANDPIH. Tras un viaje ex profeso, lógicamente no era cuestión de dejarlas la mañana previa al acto tiradas por Granada, y dado que se arrastra una amistad de bastantes años, pues Carmela hizo de acompañante-cicerone durante una horas. Aquí las «cuatro chicas» que parecen rodar un anuncio de Coca Cola, en la Plaza de las Pasiegas frente a la Catedral.

Poder de convocatoria hubo, bueno que si hubo. El acto se inició en el Salón de Actos del Instituto, se llenó hasta con personas de pié al fondo y personal de lo más polimorfo, variopinto y heterogéneo: aparte de dos hermanos míos con cónyuges, tres ex alcaldes, que reunirlos en un mismo acto es cosa rarísima, dos ex consejeros, ex delegada de educación, profesores por un tubo, antiguos y actuales, antiguos alumnos incluso de los años setenta de cuando estuve en Loja, algún que otro amigo de Loja, algún ex comisario de policía…hasta dos párrocos. En fin, que si se me olvida alguien creo que es comprensible. Aprovecho para reiterar mi agradecimiento por su presencia a TODOS.

Si la imagen anterior era del público, esta es de los tres parlantes que presidían (presidíamos) el acto:

A la izquierda el que suscribe, en el centro Carolina, la directora, y a la derecha Teresa, la presidenta de la ANDPIH.
El Salón de Actos lo habían dispuesto de dulce, cosa que reconozco y agradezco.

Terminado el acto en el Salón, se bajó al Museo para el descubrimiento de la placa y esta es una imagen de inicio:

Aquí los tres, que ya no creo que haga falta identificarlos, y la célebre placa rodeada. El texto se puede leer si se amplia un poco la imagen. la placa de arriba la puse yo en mis tiempos, más grande, cuando la inauguración oficial del Museo. Hay quien me ha dicho en estos tres días que la mía debía ocupar un muro…no os paséis. Gracias de todas formas.

Esta para mi tiene un valor especial, sacada de no se qué red social y enviada por una antigua compañera. Algo así como D’Artagnan y los tres mosqueteros, dejo al albedrío la asignación de Athos, Porthos y Aramis. Inolvidables las tres.

Y como está bien ya de comentarios tipo revista del corazón, ahí va un enlace de YouTube que lo describirá todo bastante mejor. Aconsejo que se vea en pantalla grande:

https://youtu.be/2mOn5aaiUtA

¡¡¡Que lo veáis!!!

Y ahora, bastante menos aturdido quiero compartir el descanso, atentos a las locuciones de Carolina y Teresa que estuvieron muy bien.

Feliz febrero si no vuelvo antes a la carga.