«Como decíamos ayer…», parafraseando descarada y oportunamente a Fray Luis, usada igualmente por otros, Unamuno entre ellos, tengo que reconocer que esta vez me he pasado, que desde finales de mayo no he vuelto a atender a este magno blog.
Pero la verdad es que durante todo este tiempo, unos días por el Opus, otros por el Dei, lo he ido dejando ante la aglomeración de reflexiones que, como una manada, esquivan la selección precisamente por eso, por estar abigarradas. De ahí que elija una imagen pausada para comenzar:

La foto es del 82 aproximadamente. El sitio es el antiguo palacio de los Condes de Castillejo, y en la época la Academia Fides. Acompañando a Carmela que está espléndida, Carlos Villarreal (Don Carlos para casi todo el mundo), un amigo irrepetible, ya fallecido, que a nadie dejaba indiferente, al punto que hasta Vicente Aleixandre dijo «en España ya no quedan intelectuales, si acaso mi amigo Carlos Villarreal en Granada».
No es que no tenga ganas de hablar de Carlos, es que hacerlo me impone, aparte de un respeto enorme, una extensión a todas luces injusta por escasa.
En todo este tiempo, no he sabido andanzas relevantes de Froilán ni de su hermana que está apuntando maneras, eso si. Ni siquiera sé si han tenido andanzas en las olimpíadas, si se han llevado una medalla aunque fuera de cartón, si fueron figurantes en el acto de apertura que ahí cupo todo quisqui, en fin, que lo mismo están comiendo espetos que están de moda.
Muchos entretenimientos distrayentes nos rodean. Me pregunto, ¿es posible que un titular sobre la política local sea que han cambiado los tubos fluorescentes de una biblioteca de un barrio?, y titular gordo. No se si lo que se pretende es mostrar un interés por lo cultural que se contradice con hechos como el poner una pantalla gigante de televisión en pleno Palacio de Carlos V para que, mientras actuaba la Orquesta de la Suiss Romande en la clausura de los Festivales Internacionales de Música y Danza, no se perdieran el disfrute de un partido de futbol. Vamos, lo de «un santo con tres pistolas» se queda corto. Y lo peor es que buena parte del público disfrutó de ello con sus jaleos. Se corrobora que a los festivales van muchos por el postureo, que no sabrían distinguir a Celibidache de Agapito Marazuela.
Mientras, masacre en Gaza.
En la misma línea de atmósfera cultural, en el sepelio de Miguel Ángel Gómez Martínez, el famoso director de orquesta, granadino él, pues no estuvieron presentes las máximas autoridades ni locales ni provinciales; no me sirve un concejal que hacía de alcalde en funciones. Claro que no es el primer desplante, llevaban años intentando una ubicación para una Fundación altruista totalmente, su mujer y él, y por una oreja y salir por la otra. Lo mismo ahora su defunción hace de recordatorio y, si hay tubos fluorescentes pues a bombo y platillo y fotos, muchas fotos.
Mientras, masacre en Gaza.
Muy distraídas también las celebraciones deportivas, ya se abrió la veda con Rubiales. Ahora van por lo político reivindicativo y en parte por lo racista y xenófobo. Digo en parte porque si meten un gol o hacen algo extraordinario, son «ezpañoleh», si no, es que naturalmente siendo negros/as o moros/as, que se les va a pedir. Peleteiro al canto. Y, ojo, no es exclusivo de nuestro paisanaje, que visto lo de otras naciones tampoco se cortan. Un panorama de lo más optimista y acorde con la teórica «hermandad» que supone el deporte.
Menos mal que hay cosas instructiva, me he enterado que a quien de toda la vida se ha llamado «manirroto», ahora se le dice que padece «dismorfía del dinero», ¡¡¡toma ya!!!. Que lo de términos y palabras largas promete. Dios que cruz.
Mientras, masacre en Gaza.
Pues es correcto pero no se hasta que punto, me refiero al uso de la palabra conocer. Las monjas (o exmonjas) de Belorado, las «osclurisas», han cambiado de obispo, el anterior y el cura coctelero o ya no les sirven o vaya usted a saber lo que haya ocurrido. La cosa es que ahora es un obispo brasileño que tal anda, dice que seguidor de Hitler. No, si esto va a acabar como la División Azul. Y dice el susodicho que por ahora está ahí «conociendo a las monjas». Pues no da eso nada que pensar, conoce, conoce, que arriba hay luz, como el chiste del borracho y la farola.
Mientras, masacre en Gaza.
Una duda casi científica quiero compartir. Entendía que para saber si un ADN si corresponde o no a unos restos, hay que contrastarlo con el de los descendientes o parientes muy próximos, pero me llama la atención el hecho de afirmar que determinada osamenta de hace doce siglos corresponde. según los análisis de ADN, al obispo Teodomiro, el que trajo los restos de Santiago. Por si fueran pocas las dudas sobre la llegada de los restos apostólicos a las costas gallegas, ahora esto.
No se la técnica ni el proceso científico que habrán hecho, pero inocentemente (quizás ignorantemente) pienso que habrán tomado muestras de descendientes de Teodomiro, obispo él, y comprobar la correspondencia genética. Un lio, pero al igual que los restos óseos de San Cecilio en Granada, mejor no meneallo.
Mientras, masacre en Gaza.
Y para dejarlo y pasar a las fotos del Museo, una reflexión sobre los paisanos huidos (o de «vacaciones extranjeras») en los últimos tiempos, aparte Don Antonio Machado, Alberti, María Zambrano y miles más. Me refiero, y esto será sin duda políticamente incorrecto, a los que han elegido Dubai, Waterloo o cualquier otro sitio, después de pensarlo me quedo con la del Dioni en su día. ¿Porqué será que a casi nadie le cayó mal?. Hasta Sabina lo reconoció en una canción. Los otros, ni para chirigotas de Cádiz. O si.
Vamos a las imágenes:

Ese pedazo cosa, figura en la etiqueta como «Defensa», bueno, correctamente sería el «rostro», corresponde un un pez sierra (Pristis pristis), una prolongación del cráneo de este tipo de tiburón. Su longitud guarda una relación aritmética con la del animal, es la cuarta parte. Es decir, que como ese rostro tiene 1’60 metros, pues a multiplicar por cuatro, es fácil. Sale un bicho muy respetable.

Como estamos en verano y por aquello del tremendismo playero, ahí va otro tipo de tiburón, un primo de las rayas, un pez guitarra (véase el contorno), un Rhinobatus, hoy en serio peligro de extinción.
Y de la Sala de Física, instrumentos de laboratorio químico:

Una ampolla para recoger gases de reacciones.

Al igual que el anterior instrumental de vidrio, está pensado para recoger gases, en este caso para lavarlos, se entiende como «tubos lavadores».
En general, el material de vidrio es muy vistoso.
Y nada más, espero que no me invada la pereza a lo largo de este agosto y que no tenga que volver a recordar la masacre de Gaza. Cuidado con el sol, que achicharra si se abusa.