Eso ha sido ni más ni menos el responsable de mi silencio de más de un mes. Desde el año pasado.
Unas fiestas «entrañables» como eran de esperar, con su trillones de anuncios para que oliéramos mejor, tonterías ñoñas, cuando no hipócritas distribuidas en los tres rounds: nochebuena, nochevieja y reyes. Seguir leyendo