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Cehachecuatro

Como he estado casi un mes sin tocar este blog, comenzaré por dar algunas explicaciones, pueblo de Naval Del Río, y lo haré con imágenes:

Pues si, Galicia, y concretamente Lugo el día 23 de este mes. Junto con mi compañero de viaje, Pepe Sánchez Prieto, aquél que por los setenta fue alumno, luego compañero, gran profesor y muy buen amigo, recientemente jubilado. El sitio en Lugo es intramuralla, subiendo a la izquierda esa cuesta, una edificación restaurada y convertida en «hotel con encanto», aunque no se exactamente a que viene el poner esa denominación de moda; excusa para encarecerlo me parece. En ese caso no discuto lo encantador de la entrada, pero investigando imágenes de las habitaciones se me antojan un batiburrillo de muebles discutibles.

Y otra: sería incoherentemente ingrato el no incluir a nuestro anfitrión Antonio Prado, el de la bolsa, ilustre lucense e inolvidable compañero de la directiva de la Asociación Nacional de Institutos Históricos.
Ha sido un viaje reconfortante como suelen ser las escapadas gallegas. Muchos kilómetros, eso si, pero merece la pena. Como decimos ahora «se ha desconectado», incluso de este blog, aparte del cerco agresivo existente: ni ordenador, ni televisión, ni manifestaciones (que está habiendo alguna que vaya…). Sólo Galicia y ratos con amigos.
Por cierto y aviso: sin entrar en consideraciones sobre la restauración de la Catedral De Santiago y del Pórtico de la Gloria una cosa es cierta, hay que pagar hasta para santiguarse, ahora son dos estructuras separadas en la visita lo que hace que pierdan sentido, pero naturalmente supone unos ingresos al igual que para salir de la Catedral, obligadamente es por una tienda/librería que evidentemente sugiere otra fuente económica…tufo mercantil por todos lados.
Santiago lleva tiempo en la brecha de «parque temático», cuestión que debe corregirse, que el casco antiguo no es tan grande, y los ríos de personas hasta media tarde son insufribles, de forma que a disfrutarlo antes de las once de la mañana o al atardecer, que tampoco es moco de pavo.
Por eso me fui tempranito al Parque de la Alameda y me senté junto al Marqués de Bradomín, que aunque como carlista no le tengo simpatías, prevalece mi admiración:

Ojo, que él también estaba fumando, que tiene un cigarro en su mano derecha.

Después del viaje me vacuné, tercera dosis, no se si porque anteriormente había cumplido años o por la suma eficacia de mi sistema inmunológico (uno, que está hecho así), me puse a parir. En cada dosis los efectos han sido progresivos, y en ésta literalmente me han dejado fuera de juego. Pero indiscutiblemente había que hacerlo. No le voy a hacer caso a ese catalán negacionista que dice que se arregla con chupitos de lejía, además no especifica marca, si Conejo, Los tres sietes…las cosas que hay que oír.

Pues ese título de la entrada, «Cehachecuatro», estaba pensado hace días. Desde que se puso de moda, otra de las que surgen, criminalizar a las vacas. CH4 que es a lo que nos referimos, con el subíndice no es ni más ni menos que la fórmula de ese metano, también conocido clásicamente como formeno o gas de los pantanos, en minería el temido grisú de las minas de carbón, e industrialmente como Gas Natural. Pues no, al parecer son los pedos de las vacas los máximos responsables. No digo que no suponga un aporte importante de ese hidrocarburo a la atmósfera el subproducto de la actividad digestiva vacuna, pero se me antoja un desvío de atención de otros auténticos emisores masivos y bastante «venenosos». Cuando veo esas gigantescas chimeneas de grandes industrias, sin la más mínima protección o sistemas de filtrado, pienso que a cuantas vacas leyéndose simultáneamente equivaldría en un minuto. Billones por lo menos. Y eso si, concretamente respecto al metano, se pasa de puntillas sobre la emisión de los purines de las macrogranjas de cerdos, como si no emitieran y mucho. Habrá que ver el porqué de las prioridades en la criminalización.
Dado el carácter combustible del dichoso metano, se me viene a la memoria la escena de «Amanece que no es poco» cuando un magnífico pedo echa a arder. Deja chico al alarde del Petoman, aquel individuo que iba por los cabarets y que presumía de apagar una vela a un metro de distancia gracias a un solemne pedo. Casi como uno que me conozco en estos tiempos escupiendo huesos de aceituna a diecinueve metros. Vaya pedigrí.

La manipulación del cuidado del Medio Ambiente está llegando a límites de escándalo. Ahora ha surgido la polémica sobre si cuidar a las «cotorras argentinas», las que vuelan, las otras a soportarlas aunque no se lo merezcan, o cargárselas por la invasión e interferencia que suponen en el medio ambiente urbano. Personalmente me inclino por la eliminación por muchos motivos, pero la solución adoptada por el Ayuntamiento de Madrid me parece algo salvaje. El contratar a individuos con armas de perdigones e ir como Lee Van Cleef por los parques a tiro limpio, puede que a algunos hasta le produzca una satisfacción nostálgica, a mi me repugna. El fin nunca justifica a los medios. Seguro que con una consulta científica se sugieren otros procedimientos, a pesar que en otras latitudes pero de ideología similar, se ha propuesto incluir a la caza como asignatura. Si es que unas cosas van de la mano de otras, y mientras algunos ecologistas poniéndolo en bandeja por su transformación en «ecologeros».

Menos mal que se aproximan estas «fiestas entrañables» (ya dije alguna vez que se llaman así porque te remueven las entrañas), y tras esta engañifa estúpida e importada del «blakfridei» (como la del «jalloven», han llegado las colonias con un fondo de voz entre imbécil y etílico y modelos anunciando que olamos mejor, que echamos al parecer mucho peste y no hacemos cabriolas en las paredes de un faro, o estamos en una barca en bañador con cara lasciva. Se nos considera imbéciles, pero no sólo a nosotros, es colectivo, como debiera ser la distribución de vacunas para el tercer mundo, ah!, eso si que no, que no se gana dinero. Las guardamos, dejamos que se pasen de fecha, les daremos con bulla préstamos para que nos las compren y ya les llegarán.
Lo dejo que pierdo el optimismo.
Paso a las imágenes de enseres del Museo del Suárez:

Pues como en la entrada anterior, alguno de mis fieles y sufridos lectores se sorprendió por la existencia de nutrias en estos parajes, ahora le endoso al personal esta imagen de un magnífico ejemplar de marmota, que zoológicamente no tiene nada que ver con las nutrias, ya que es un roedor más emparentado con las ardillas, son las primas gordas de pueblo de éstas últimas. El ejemplar procede de los Alpes, en el XIX no las había por aquí aunque recientemente (no comparto la decisión) se intentan introducir en los Pirineos.

Este curioso ejemplar, Felis mitis según la clasificación de la época, correspondería a un «gato vivérrido», lo de vivérrido es por su parecido a las viñetas, auténticos vivérridos, aunque la dentición es gatuna y de ahí el nombre, bueno, uno de los suyos, porque puede dársele aunque no corresponda fielmente el de civeta. Oriundo de Brasil, es posiblemente el ejemplar más antiguo del Museo ya que bajo la peana aparece, al igual que en otros una fecha, la de 1745, y posiblemente proceda de los que quedaban con anterioridad en el Colegio Mayor San Bartolomé antes de la ubicación del Instituto. Mendizábal al canto.

Y por último algo de Física, bueno, esta vez de Química:

Como en la entrada anterior (Vexilología), inserté el cartel/anuncio de mis compañeros franceses sobre los aparatos artísticos y magníficos que habían estructurado una exposición envidiable, me dije, nosotros también tenemos cosas artísticas, no nos amilanemos, y buen ejemplo son estas gradillas para pipetas, una muestra preciosa con diferentes pipetas de vidrio. Artilugios que hoy día están sustituidos por unos de plástico «más funcionales», carentes de todas estética.

Y os dejo que me pilla diciembre. A vacunarse que no pasa nada. Abrazos, besos y arrumacos.