Ya se que he estado más de un mes sin continuar con la «tabarra» anterior, pero entre que las cosas se han atropellado y que cuando podía no se me apetecía por no andar muy bien de humor…pues hasta hoy.
Incluso habrá quien haya pensado que me he tomado, como aquel, unos días de reflexión, pues no, además no soy tan crítico con lo de los cinco días de marras, incluso me recuerda la escena de «Amanece que no es poco» en la que el alcalde «necesario» (Rafael Alonso) cruza palabras con los «contingentes» mientras estaba aparentemente ahorcado. La película sigue teniendo una enorme actualidad.

Pues esa imagen aclara en buena parte lo de «Neurobulos»: mi amigo Joaquín León (el de la corbata extravagante) y yo. Lo digo porque considero, ahora que están efervescentes, uno de los bulos más gordos el que sufrimos cínicamente con las autorías del atentado del 11M (Estación de Atocha). Poco antes del mediodía estábamos Joaquín y yo con la lógica consternación viendo la tele, y al salir un ministro con cara infantililla asegurando la responsabilidad de ETA (bulo requetegordo que se ha intentado perpetuar y aún colea), le comenté «no me huele a ETA, me huele más a algo islámico«. Se lo razoné razonablemente al razonable Joaquín y me lo admitió. El tiempo (¡¡¡Oh, cruel Cronos!!!) corroboró el bulo.
Joaquín y yo seguimos amigos desde hace muuuuchos años, y es el encargado de mi intendencia entre las 12’00 y 12’30. Que sigamos.
Lo de neuro en el título viene a cuento de que no quiero pasar de largo en las modas. Ahora a cualquier profesión o concepto se le antepone lo de «neuro», respeto algunos usos por evidentes como el de neurocirujano, pero a este paso vamos a llegar al neuroelectricista, neuroencofrador, neurozapatero…todo empujado además por el afán de hacer las palabras más largas y grandilocuentes, así parece que somos más importantes. A huevo se lo han puesto a algunos a colación de la dolencia de un pié real de la realeza, la neurona de Morton; vaya por Dios, que se alivie.
Pues parece que se integran en la selva de bulos bastantes aficiones entomológicas: han aparecido «hormigas locas», «cucarachas mutantes», «mosquitos tigres» ni te cuento, amen de otros artrópodos como las garrapatas que transmiten la fiebre de Crimea…¡¡Jesús que susto!!.
Entre ese marasmo, menos mal que de vez en cuando alguien dice algo sensato, me refiero al lúcido escritor Luis Mateo Díez manifestando que «El conocimiento es la mejor defensa para evitar ser manipulados». Si, ese Conocimiento (yo lo pongo con mayúsculas) del que los planes de estudios nos han ido alejando, y mira por donde recientemente se hace una impecable defensa en el libro «El anhelo intelectual» del profesor Alberto Royo, libro que recomiendo.
A resultas de la mediocridad o ausencia de ese Conocimiento, como será que hasta el Papa ha tenido que intervenir: como dice el dicho «a todos los tontos se le aparece la Virgen una vez al año, por lo menos»; pues tantas y tan profusas «Covas de Iria», vírgenes sobre un peñasco o un algarrobo están apareciendo que ha tenido que regular el asunto el propio Papa. No se si llegará a estipular que las apariciones los lunes de ocho a diez o pidiendo cita previa los viernes. Pero esto ya, aparte de sintomático cultural, sonaba a pitorreo.
Y como estamos en el mes mariano por excelencia, pues nos hemos distraído, no digo divertido porque da algo de tristeza, con ese obispo de mentirijilla y su adlátere, el cura que hace cócteles , arrastrando tras de si a una monjas de clausura con unos fines no confesables, que si los bombones con mojitos, que si desalojo un convento para irme a otro, que te lo vendo pero no te lo pago, que si el casero es la Iglesia Católica nos vamos a otra iglesia y tururú…entre el obispo o canónigo o lo que sea, que tiene su arte, encaja en la picaresca española de maravilla, y entre el lío inmobiliario (que apunta a eso, pelas y más pelas), a esas monjas que hasta ahora se les conocía como Clarisas, se les va a conocer en adelante como «Oscurisas».
Y mientras siguen las ASESINATOS en Gaza, en el Sudán y en Ucrania (y en el Amazonas y en varios sitios más), pues a entretenernos con el de la motosierra, ojo, «neuromotosierra», que es un buen ejemplo de lo que no debe ser.
¿Véís?, a llegar aquí se me está agotando el buen humor, de forma que paso a fotos del Museo del Suárez:

En efecto, se trata de un ejemplar de yeso, pero muy poco común. Es un cristal aislado sin maclar, ni puntas de flecha ni puntas de nada, dos prismas y pinacoide para los entendidos. El ejemplar procede de Montalbán (Teruel), cedido por mi compañero y amigo Ángel Garrote.

Como tenía algo abandonados los fósiles, ahí va ese. Un precioso ejemplar de Sphaenopteris affinis, resumiendo una planta muy emparentada con los helechos pero del Paleozoico; este ejemplar procede de Edimburgo. En Escocia no es raro encontrarlo.
Y por hoy nada más, a ver que bulos nos acechan, y lo peor es que vienen envueltos en malas formas y groseras.
Besos, abrazos y arrumacos.