Secuelas del martes trece

Aclaro el título de inmediato aunque el martes trece no forme parte de mis supersticiones a considerar.

Como en este verano (casi igual que en otros, pero más) parece que las mentes están liberadas para decir muchas tonterías, como catedrales, y así los diferentes medios las aprovechan para no complicarse la vida con noticias importantes, pues digo que, a una de esas mentes privilegiadas, ni más ni menos que la de un presidente de un país americano, se le ha ocurrido aconsejarnos que hagamos caca (caguemos) un día si y uno no, medida medioambiental mientras él se carga media Amazonía y ojalá se quede en media.
Pues uno que es muy obediente comenzó por la abstención de sentarse en el retrete el martes trece; el miércoles catorce creí en Dios y como tenía enchufada una pipa en el acto imaginable, también creí en todos los coros celestiales. Llegó el jueves quince y, a media mañana le di un portazo a ese consejo supuestamente medioambiental; hoy no entro en detalles.
Claro está que lo mismo lo dijo (el listo) por el ahorro en papel higiénico que de rebote lo sería en los bosques que de él y su política dependen, pero me parece que no, que sería mucho rebote.
Al igual que de rebote, la intención de prohibir fumar en terrazas sea comprensible, con calzador pero comprensible aunque no acabe de entenderla del todo. Si es por el humo que se aporta al aire, un autobús urbano en un semáforo ha aportado lo que yo mismo con mis pipas durante cinco años o más; no hablemos de las calefacciones o aires acondicionados, ni de grandes industrias que se pasan por el forro de los…… las medidas anti emisión, no, es el que se está echando un cigarrito mientras se toma una caña, culpable siniestro y asesino. Y si es porque el humo puede molestar al prójimo próximo, eso es cuestión de buena educación, no de otra norma prohibicionista, que ya por prohibir, se puede entender lo de los perros en las playas, aunque personalmente insisto en que se podría ampliar lo de la recogida de sus cacas y se acabó, que los animales también disfrutan y tienen derecho. El paso siguiente serán las playas sin gaviotas, que se le cagó una a un concejal en el tinto de verano, infame gaviota anarquista. Y encima cagó y meó a la vez, como todas las aves. No sigo porque puedo dar ideas.

Pues anda que con lo del mercurio… que los españoles somos los europeos que más mercurio tenemos en nuestro cuerpo. No, si ya con estos calores me veía un nivelillo grisáceo a la altura de las tetillas a eso de las cuatro de la tarde y que bajaba a las rodillas a partir de las nueve. ¡¡¡Que buen termómetro soy!!!, incluso en la oreja derecha ma ha aparecido un a manchita de esta forma ºC, y en la izquierda ºF lógicamente para la lectura térmica en cada escala, la centígrada y la Farenheit, esta segunda en la izquierda que para eso conducen por ahí estos guiris. Ya en otra entrada conté que de chico me comí un termómetro, de forma que no me repetiré. Lo que si es cierto es que por un lado parece que los españoles somos tras los japoneses los mayores consumidores de pescado, y esta alimentación es la que proporciona el mercurio, por regla de tres, como un japonés se ponga a hacer el pino puede servir para la experiencia de Torricelli. Veremos en que acaba esto, pero quizás sean otros nutricionistas «expertos» los que nos dicen que comamos más pescado y menos carne.
Yo creo que lo de la abstinencia del retrete está haciendo estragos.

Ya puestos, una imagen de un aparto bellísimo y que lleva algo de mercurio, cuidado con mirarla mucho tiempo os vaya a salir una verruga en un diente:

Una de las dos Balanzas de Mohr-Westpahl que hay en el Museo del Padre Suárez, bellísimas; se trata de una balanza hidrostática para medir densidades de fluidos; el peso que se introduce en la probeta con el fluido problema es…¡¡¡un termómetro con mercurio!!!.

Y puestos a imágenes menos arriesgadas inserto estas cuya explicación es complementaria a la entrada anterior de este tan extravagante como humilde blog. Hablé de las Jornadas de nuestra Asociación en Mieres, un ejemplo de organización y bienhacer salvo imprevistos. He aquí el imprevisto. La cena de despedida estaba organizada como una «espicha», un jolgorio asturiano alrededor de un barril de sidra con una mesa llena de comida, mucha y buenísima. Eso, para quedar de maravilla se realizó en un llagar en las afueras de Mieres, en una aldea a la que se iba en microbús, pero este vehículo insensato se averió en una cuesta kilómetros antes de llegar, no muchos la verdad, y tuvimos que seguir andando; lo malo es que llovía, tronaba y era al atardecer, los kilómetros fueron interminables aunque la meta mereció la pena totalmente. He aquí el fiel testimonio:

Ante el desafío, valentía y buen humor, que es lo que menos contamina de este mundo.

4 comentarios en “Secuelas del martes trece

  1. Teresa Juan

    Luis después de la vena escatológica, los humos y el mercurio, nunca sabemos por donde vas a cerrar, ha estado genial con la lluvia de Mieres y la espicha, que sí que fue una maravilla de fin de Jornadas. Eso con desafío y buen humor. La valentía, ça va de soi, como dirían los franceses.

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  2. Luiscastellon.es

    Gracias por intervenir, ahora bien, el escatologico con sus propuestas era ese presidente, yo he sido un mero mensajero que se ha permitido comentarlas (con algún añadido irresistible de incluir, cierto); claro que pudiera haber entrado en las virtudes del Tanagel o del Fortasec, pero hubiera caído en un exceso farmacológico.

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