Ya sabemos que el título de «serpientes de verano» alude a que en la prensa en esta estación del año, ante una escasez de noticias publica (a veces se inventa) noticias con titulares escandalosos y textos al estilo de los horóscopos, farfolla, pero que supuestamente cubren la «actualidad informativa».
En este periodo que vivimos me ha sorprendido, y no positivamente, la reaparición de uno de estos ofidios estivales. Parece ser que los responsables estaban en otro planeta, en éste había bastante enjundia de todo tipo. Pues me refiero a una noticia que desde que tengo uso de razón repiten cada tres o cuatro años en la prensa de Málaga: en Carratraca se han encontrado diamantes. Ya me referí en otra entrada a este esperpento, pero que lo vuelvan a sacar ahora es como preocuparse por la caspa que pueda tener un moribundo.
Lo mismo considero a las noticias mal dadas o incompletas con el fin de ser más llamativas, que el titular es el titular. Supongo al lector enterado que se va a implantar, es la intención, un etiquetado a los alimentos según su «calidad nutricional». Va por colorines. En principio me causó algo de sorpresa, ya que en las etiquetas suele venir lo referentes a calorías, grasas, y demás bioquímica que casi nadie lee y menos entiende; y yendo más lejos me planteo si a las cualidades organolépticas (es decir, al sabor) que son bastante subjetivas, se las va a castigar o a orientar no se sabe con que fines. Me imagino que una lata de callos, que me chiflan, tendré que medio esconderla en la tienda vaya a ser que la etiqueta roja atraiga miradas asesinas sobre mi.
Claro que el propio etiquetaje se lo está buscando, y no sólo en los alimentos, ahora forman parte de nuestro lenguaje y supuestos conocimientos el ácido hialurónico (que como todo el mundo sabe es un cementante celular, ¡¡¡¿¿Que no lo sabe??, alma de Dios!!!), o para los porrazos esa cosa que se llama el etofenamato, sustituto del sempiterno y eficacísimo Linimento Sloan. No digo ya de la pésimamente llamada «melatonina», que seguro que algún listo probablemente americanizado la ha rebautizado, ya que su nombre debe ser melaNOtonina, si, con ese NO, la que estimula la distribución de melanina por los melanóforos entre otras cosas, y así seremos más morenitos, melano significa oscuro eso es sencillo, más que suprimir la sílaba alegremente. Y no hablemos de los «antioxidantes» que nos perderíamos.
Otra idea que se me vino al respecto de la idea de «calidad nutricional», y ya se que algunos estarán pensando que estoy muy heterodoxo, es la visita que Grande Covián, el célebre e indiscutible médico bromatólogo, hizo una visita a las Alpujarras y probó el «plato alpujarreño», una tralla de huevos fritos, morcilla, chorizo, lomo y papas a lo pobre; cuentan que se comió dos. Grande Covián ante las dietas milagro y la aparición de tanto «experto» aconsejando coliflores, alcachofas, etcétera, decía que lo único que no engorda es lo que queda en el plato. Dieta C.L.M.; comer la mitad.
Como fui algo escéptico con la noticia de los colorines en las etiquetas, superé los titulares y pasé al texto. Menos mal, otra cosa. Está orientada a la intención de corregir la obesidad infantil; eso es bueno, aunque es muy optimista el que en nene/nena vaya al kiosko preguntando si tienen gominolas o piruletas con la etiqueta verde, máxime cuando estamos en una sociedad en que los padres y abuelos presumen de rorro cuando está en el cochecito, levantando trapajos y enseñando hasta los pañales dicen: «mira que muslos». Lo que enseñan es una larva de niño gordo. Convencer que gordura no es sinónimo de salud no se hace por un simple cambio de colorcillo en la etiqueta. Y peor al haber importado (estos yanquis…) el consumo excesivo de pizzas, donuts, hamburguesas y demás fruslerías engordantes que han sustituido al bocadillo y ya no digo al «hoyo de pan con aceite» y otras sustituciones peores, la de los videojuegos por salir a correr o incluso jugar a las canicas, que agacharse es bueno, al escondite que se corre, y no digo ya de la desaparición del futbolín, que no sólo socializaba de lo lindo sino que se sudaba a porrillos.
Ah!, el futbolín, ese invento español hoy casi vestigial. El gallego Alejandro Finisterre (lo del apellido es por familia, no por gallego), ideó una especie de brocheta con muñecos simulando a futbolistas y atravesados por un palo. ¡Qué éxito!.
La verdad es que no son pocos los inventos españoles que consisten en la adición de un palo a lo más inverosímil: se le pone a un trapo algodonoso y tuvimos la fregona; a un caramelo más o menos esférico y sale el chupa-chups. Somos mundiales.
Pues venga, a no saltarse esta fase de mascarillas y distancias que las recaídas como en todo, suelen ser chungas. Doy ejemplo de disciplina ayudado por la lectura y disfrute de Don Benito Pérez Galdós, ¿se acuerdan que es su año?.
Vamos a algunas fotos comenzando por la consabida personal:
Cómo Como siempre Luis,un gusto leerte. Paco Cruz
Que refrescante!!Luis agradecidos todos xq sin tu dirección no existiría casi nada del Museo.Gracias
Probando
Hola a todos, soy Luis Castellón, muchas gracias a los que habéis intervenido. Por otra parte, este es un comentario que yo mismo hago para ver si funciona correctamente la opción de comentar, ya que algunos al parecer lo intentáis y no sale publicada.
Lo haré dando primero en "Comentar como", y luego en "publicar". El comentario anterior firmado por Filo, fue de prueba y me dijeron que sin problema. Veremos.
Hola
Conectando, hola-hola
Ja, ja…vaya cosa. Pues bueno, no voy a escribir otra vez lo que se perdió porque tendría que volver a leerme otra vez los artículos y no tengo tiempo. Creo que dices con un humor único verdades como templos. Desgraciadame, y por raro que nos pueda parecer, cada vez más ciudadanos se creen las estrategias del capitalismo salvaje vestido de verde. Me contaban hace poco unos trabajadores de agronegocio biológico de invernadero cómo les pican las abejorras de laboratorio que echan para polinizado. En fin, el covib está poniéndonos en nuestro sitio mientras leemos tus artículos con una buena birra.👌