La Asociación Nacional para la Defensa del Patrimonio de Los Institutos Históricos (ANDPIH)

No es el objeto de sustituir aquí la propia página de la ANDPIH ni mucho menos. Pero si la relevancia que, como germen de la misma, tuvo este Museo de mis entretelas. Mejor aún, su web.

¡¡¡Eran los tiempos en que tenía web!!!, web propia y adecuada a su propio rango. La benéfica curiosidad de una compañera de Madrid, entonces para mi desconocida hoy amiga en la plenitud de la palabra, Carmen Masip, hizo que diera con la web, se despertara la curiosidad y generosamente se plantó en Granada a conocer de que iba esta cosa de primera mano. Corría el año 2006.
A ella no le hace gracia que la imite, pero cuando saco esto a colación, a veces de forma oportunísima, repito sus propias palabras cuando entró en la Sala II: «pero bueno, bueno, bueno…chico, qué tienes aquí». Todo con un auténtico deje no se si de Lavapiés o de Malasaña, muy madrileño seguro.

Se podría decir que la imagen es «políticamente incorrecta», pero a mi me gusta. Carmen Masip a la derecha, a la izquierda Ángeles Rubio. Dos joyas.

De ahí se pergeñó el que sería bueno el que entrara en contacto con otros de Madrid, como así fue, y de camino entrevistarnos con los «barandas» que podían desatascar (creíamos), la situación de voluntarismo total a expensas de nuestras horas privadas para atender al patrimonio que no pocos institutos tenemos. Paralelamente, el contemplar que hasta la fecha, los gastos se cubrían con los fondos propios de los institutos pudiendo imaginar los juegos malabares, cuando no camuflajes, que había que realizar.
Pues con esas dos líneas de petición básicas derivadas de la necesidad de reconocer la existencia e importancia de nuestro patrimonio histórico, la de establecer una dedicación horaria y una línea económica específica, me veo en Madrid con el siguiente programa de contactos: por la mañana conocer en el Cardenal Cisneros a Carmen Rodríguez Guerrero (recientemente fallecida, D.E.P.), que como responsable de las Bibliotecas de ese instituto no era ajena en absoluto a la casuística. Visita a los fondos del instituto. Anecdóticamente, recuerdo que le llevé como obsequio un estuche con copia digital de los expedientes de Lorca y Ayala.
Después, esa misma mañana, entrevista con la presidenta del Consejo Escolar de Estado, Carmen Maestro (una de las personas que, de verdad, se han portado estupendamente con nosotros) para exponer nuestras intenciones. Desde el primer momento mostró un interés magnífico que con el tiempo demostró con hechos, y eso que el Consejo es eso, un consejo, sin poder decisorio. Seguimos manteniendo una estrecha amistad. Se ganó con el tiempo el que la llamáramos una de nuestras «hadas madrinas».
Almuerzo, las dos Carmenes y yo, pagó Masip. Por la tarde ese mismo día, habían concertado una visita con el Secretario de Estado, Alejandro Tiana, y previamente coincidimos Encarna M. Alfaro (del Isabel la Católica) y Rafa Martín Villa (del San Isidro). Ministerio, los naturales controles, despachos apabullantes y Alejandro Tiana. La exposición por nuestra parte fue de lo más precisa y en ningún momento agobiante. La disposición aparente, como vimos a lo largo del tiempo, fue estupenda por parte de Tiana, que eso lo veía factible de estructurar desde el Ministerio y que quedaba en sus manos. Como diría Hamlet, palabras, palabras…
Me atrevo a aseverar lo anterior porque el tiempo nos ha dado la razón. Este hombre, Alejandro Tiana, tuvo en ese momento la posibilidad de dinamizar la propuesta y se quedó en promesas, al poco olvidadas.
Viaje de vuelta a Granada; rebobinando todo lo hablado con las personas reciben conocidas, me digo a mi mismo que hace falta una actuación «fuerte» por nuestra parte, que seguir atomizados no nos beneficia en absoluto; el simple hecho de estos contactos con el Cisneros, el Isabel y el San Isidro ya lo apuntaba. ¡¡¡Zas!!!, la idea de unas jornadas a nivel nacional a la que asistieran los demás afectados, los institutos con patrimonio histórico. Al día siguiente al llegar a mi instituto y dar el parte de novedades a Rafa, el entonces director, se lo comenté y me dijo que si creía en la idea y estaba convencido, que p’alante.
Manos a la obra, primero dar con cuales eran o podrían ser estos institutos en España. Barridos por internet, guía de teléfonos (muchos no tenían web ni correo) y contactos con la convocatoria a través de fax.

Acto de inauguración de las I Jornadas. Salón de Actos del Instituto Padre Suárez. De izquierda a derecha: Mª Cruz del Amo (Consejo Escolar de Estado), Rivieri (de la Alta Inspección), Cándida Martínez (Consejera de Educación de la Junta), Teresa Jiménez (Delegada de Educación) y Rafael Ibáñez (Director del Instituto). El que suscribe estaba expectante y revoloteando por aquello del «control».

Con la promesa de presidir las mismas Alejandro Tiana, con todo el golpe de Secretario de Estado, ajustamos las fechas a su agenda, dos días antes nos avisa de que no podría asistir y nos mandó a un representante de la alta Inspección del Estado, el Sr. Rivieri, buena persona sin duda, pero que llegó más despistado que un pulpo en un garaje. Menos mal que si asistió la Consejera de Educación de la Junta de Andalucía, Cándida Martínez, que no sólo estaba en el ajo sino que aprovechó el acto de inauguración para anunciar la creación de las Rutas Viajeras para los institutos históricos, con su dotación económica a los participantes y que posteriormente fue un rotundo éxito hasta que otros consejeros de la Junta, indudablemente menos sensibles, fosilizaron el proyecto. Cándida fue, y es, otra de nuestras «hadas madrinas». Motivos, más adelante. Por ahora, julio del 2007.
La presencia de Mary Cruz del Amo como segunda de a bordo del Consejo Escolar de Estado, aparte de muy positiva, supuso el conocimiento directo de su persona que no es poco.
Un logro importante y poco cuantificable, NOS CONOCIMOS. Menudo punto de partida.

No quedaría mal la cosa para los asistentes desde el punto y hora que bastante antes de concluir todos nos preguntábamos sobre las próximas, aceptando la oferta (insistente por otra parte) de David Dionis
de realizar las segundas en Santa Cruz de Tenerife en su instituto, el Cabrera y Pinto.
Pues la voluntad y el entusiasmo hicieron que no pocos, unos setenta, nos desplazáramos a las Canarias.
El instituto tinerfeño precioso, un edificio bellísimo. Claro, por eso el Cabildo quería desalojarlo para otros fines y trasladar a la comunidad educativa. No es la primera vez, cuando estoy escribiendo esto aún esta caliente algo parecidísimo en Logroño. Es un síntoma de que por delante del respeto y consideración que se nos debe, se sitúan otros intereses. En el caso de Tenerife parece que las Jornadas y su relevancia en las islas frenó el proyecto y el instituto sigue donde debiera, en su sitio.
David organizó las Jornadas con mucho esmero y, aunque los contenidos fueron una prolongación de los de las primeras, las granainas, aparte del logro de la estabilidad del inmueble, sirvieron para afianzar este proyecto y sumar algún contacto más. Las actividades complementarias, con la ayuda de Teresa Juan (Maruca), fueron un éxito; por primera vez un grupo de alumnos uniformados como azafatas y «azafatos», una conferencia muy buena de Juan Cruz, y quizás un protocolo inaugural excesivo (vino hasta el obispo, el que precisamente unos meses antes dijo que había que ser indulgentes con la pederastia, sin más comentarios), pero hay que comprender el entorno insular. El instituto, con una colección expuesta museísticamente de instrumentos de Física y Química muy importante que supera a la de Ciencias Naturales, al menos en el estado de conservación, una colección antropológica inusual y una pinacoteca que sorprende.

Museo de Física y Química, Sala Blas Cabrera, Instituto Cabrera y Pinto, San Cristóbal de la Laguna. Tenerife.


Personalmente en el desarrollo de las Jornadas tuve dos contratiempos; uno es que para mi intervención el tiempo se recortó casi a la mitad dada las presiones de quien me precedía en el sentido de una intervención no prevista pero que la impuso, David cedió, y eso que el contenido era similar al mío; lógicamente, entre la mutilación temporal, lo tardío de la hora y ese precedente, por mucho que quise no ser repetitivo, quedó la intervención deslucida, o al menos alejada de como hubiera querido. El otro contratiempo fue la distribución entre los asistentes de la recién editada Guía didáctica del Museo del Suárez, no pudo ser: el paquetón estaba retenido en la aduana de Barajas, grave error por parte de la empresa de mensajería; se llevó una buena regañina y se enviaron individualmente pero ya no era lo mismo.
Colectivamente,  pues de allí salimos, contentos, eso es lo importante, con la cita y el compromiso para las terceras jornadas, las de Guadalajara, como «prota» al inefable Juan Leal.

Antes de celebrar estas III Jornadas, en uno de mis «viajes gallegos» (cuestión personal que merece indudablemente otra entrada de este blog, este magnetismo a lo galaico), aproveché para tener una entrevista y dar a conocer nuestra «guerra» con Antonio Rial, a la sazón director del Museo Pedagógico de Galicia, MUPEGA. A pesar de que era a primera hora de la mañana y acababa de llegar de viaje de Madrid, medio dormido, muy gallego y no se si con algo de recelo, no sólo me recibió estupendamente sino que a lo largo de la conversación y visita a dicho museo se estableció una relación personal estupenda, de lleno en la amistad poco tiempo después. Al punto de que fue incluida una visita al MUPEGA en el viaje-premio a los ganadores del concurso «Conoce tu Museo de Ciencias» que ya he referido. Además de la visita organizada y guiada por él mismo, nos preparó un ágape, que no estaba previsto, de lo más generoso.
Ojo, se avecinaban elecciones y Año Compostelano. Esto es importante como aclararé más adelante.

El instituto de Guadalajara anfitrión, el de Juan para entendernos, no está en el edificio histórico. Es un mamotreto, una especie de contenedor de alumnos tan al uso en los años 60 y 70, eso si, con un nombre muy rimbombante, el «Brianda de Mendoza» y conservando la titularidad del antiguo instituto provincial de Guadalajara. Curiosamente el edifico primitivo, espléndido, está ocupado actualmente por otra comunidad educativa con nombre, diría yo, casi voluptuoso: el «Liceo Caracense». He aquí otra muestra de un hecho acostumbrado: un instituto conserva los fondos patrimoniales y el otro (el Caracense) se cobija entre las cuatro paredes del edificio histórico; ¿que ha pasado con todo el instrumental de Física?, ¿buena parte de la Biblioteca?. Menos mal que Juan ha salvaguardado buena parte del material de Ciencias Naturales y… ¡¡¡su Mapa del Cielo!!!; lo subrayo porque si no le dará algo, creo que duerme con él bajo la cama, una cama enoooorme para que quepa el Mapa, la verdad es que es una maravilla y emblema patrimonial del Brianda.

«Foto de familia» de las III Jornadas. Impertinentemente estoy hablando por el móvil. Era con Carmen Maestro (Consejo Escolar de Estado), nobleza obliga.

A lo que vamos que me enrollo. Estas III Jornadas se celebraron, al igual que las anteriores, estupendamente. Los representantes de los institutos incorporados hacían una comunicación previa de su patrimonio, y los «veteranos» sobre nuestras actuaciones o progresos entre unas jornadas y otras. Institucionalmente fue de resaltar la presencia de una de las «hadas madrinas», la presidenta del Consejo Escolar de Estado ya referida en otras ocasiones y la autoridad autonómica educativa.
Una conferencia de Fernando Savater, con muchas tablas y muy cercano y agradable, otra de Gomis ya que el año Darwin estaba calentito, una excursión a Sigüenza con cena en el Parador, fueron las actividades «extraescolares». La cafetería del instituto no tanto, al frente de ella (y frente a Juan) había un sujeto y señora que nos trataron como enemigos; me consta que al día de la fecha ya no están, enhorabuena, Juan.

III Jornadas, imagen de asistentes durante las comunicaciones; fácilmente identificables a murcianos, andaluzas, gallegos, canarias (chicharreras), castellanos, madrileños, riojanos, aragoneses, etcétera, el crecimiento era ya notorio. 

El Brianda no tenía una exposición museistica, pero la gestión de Juan ayudado hasta por Isabel, su mujer,  cristalizó en una muestra más que interesante, la calidad de la exposición, más que la cantidad, evidenciaba muy buen criterio.
Muy importante fue la incorporación de algunos institutos resaltando, entre otros a los gallegos. Apareció Antonio Prado, del Lucus Augusti, y ofreció de forma inmediata el que las IV Jornadas se celebraran en el MUPEGA; en principio quise que el protagonismo fuera de los institutos y no de dicho Museo gallego, Antonio dudó sobre esa posibilidad y todo quedó resuelto con una llamada a Rial, al director, que naturalmente comprendió mi postura. Se trataba de aprovechar el marco del próximo Año Compostelano para las IV Jornadas y así fue.

A todo esto, alguien se preguntará que porqué no estaba Madrid en la cartera de anfitriones. Alguien relevante dijo de forma contundente con anterioridad que «en Madrid mientras esté Esperanza (Aguirre) ellos no organizarían nada»; no es momento de entrar en elucubraciones. Espero que tarde o temprano ocurra esta celebración matritense. Sería de desear por muchos motivos.
Antes de despedirnos de Guadalajara ya se conformó un orden, las IV en Santiago, las V en Cabra y las VI en Murcia. La estructura de las Jornadas se estaba consolidando, y eso que éramos (y somos) un colectivo de lo más poliédrico que además la mayoría se veía solo una vez al año. No por autobombo, pero es de aplauso.

Como quiera que a partir de las siguientes Jornadas, las gallegas, tanto cual como cuantitativamente la cosa se incrementaba, prefiero seguir en otra entrada en este blog. Se haría interminable si continuo  aquí mismo.

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