Aunque lleve un tiempo sin ampliar este blog, hace dos días me vino una noticia que me trastoca el descanso, y eso que el día de hoy puede ser históricamente recordado y no porque nos toque colectivamente la lotería, es el «procés» que hoy se dirime y que nos trae atiborrados de soflamas desde hace demasiado tiempo. Pero como es notorio no voy a derivar a tintes políticos en este blog aunque se me vea al plumero.
Pues la noticia me viene de Suiza: han prohibido tirar de la cisterna a partir de las diez de la noche.
La de cosas que se me han pasado por la cabeza. Un apretón a las doce, además del rato incómodo lleva una multa. Siempre te puedes poner un tapón en el periprocto (ojete del culo), pero con el riesgo de que a la mañana siguiente se lea en la prensa «vaca muerta de un taponazo».
Al parecer es porque el ruido molesta; debe ser que las cisternas suizas están inspiradas en las cataratas del Niágara. O bien que entorpecen la audición del reloj de cuco, símbolo nacional, o que en una demostración nocturna de Guillermo Tell puede desviarse de la manzana la flechita, o que no duerma completamente bien el que cuenta los dineros escondidos y la líe. Otra cosa me parece que como no hay cuestiones en la sociedad importantes, pues echamos mano del carácter suizo influenciado según Marañón por la falta de iodo y de ahí su indolencia, y para entretenerse dice que las evacuaciones fisiológicas las hagas antes de las diez de la noche, que después multa; claro que se podrá pagar con el papel higiénico usado en la infracción, digo yo.
Prefiero recordarlos como los fabricantes del CAUNY (mi primer reloj y que era magnífico) que por estas noticias dignas de La Comisaría de Papel de La Codorniz.
Volviendo a otras cosas más nuestras, os adjunto en el día de hoy, que por cierto celebran su santo «las Remes», alguna imagen del Museo que me tuvo «entretenido» tantos años, hoy no de aparatos de Física, otras cosas bellas:
No es una vulgar geoda de amatista que se adquiera en una tienda; obsérvese que en el interior ha crecido un precioso romboedro de calcita. La génesis da para una conversación aparte de la belleza.
Precioso ejemplar del conocido «gossen» de Riotinto; crecimientos de óxidos de hierro y cobre que dan esas irisaciones típicas. Fue cedido por una alumna, Isabel Marchant. Gracias de nuevo.
Y para cerrar esta entrada, algo que haya sido un ser vivo, un precioso ejemplar de un mítrido, se llaman así por la forma de mitra de la concha de las especies de esta familia.
La verdad es que sigo recordando a todos estos componentes del Museo; han sido muchos años con ellos.
Lo dejo vayan a dar las diez de la noche y me vea transgrediendo la ley suiza.