Lo predije, no me gusta el numerito, el 2017. Alguien escribió alguna vez algo sobre «La soledad de los números primos», tengo en la memoria algo, pero este ha sido primo, primo y primo.
Vaya añito en muchos aspectos. No conozco a nadie que lo vaya a recordar en positivo. En los aspectos políticos, para que contar (aquí menos), en los personales «muy entretenidos», y en los afectivos más de arena que de cal. Por ejemplo, ya que logramos reunir a una serie de vejestorios en su día compañeros del Instituto Nª Sra. de la Victoria de Málaga, el máximo organizador, Blas Muñoz Guillén va y se nos muere en octubre de un infarto fulminante; sin que se tome a mal, pero fue elegante hasta para eso, durmiendo. Lo peor fue para su familia. Descansa Blas como te mereces, como una buena persona.
Como diría Luis Aguilé «por eso y muchas cosas más», la felicitación para estas fiestas, salida y entrada de año incluida ha sido un tanto burlesca:
Ah!, y recuerdo una hipótesis mía, ¿porqué se les llaman fiestas entrañables?, sencillamente porque afectan a las entrañas.
Ya en la entrada anterior me refería a que en noviembre, el menda cumplía SETENTA años. Ese número si que me gustaba, o al menos impone respeto. Por eso uno, que nunca ha hecho ascos a celebrar sus cumpleaños, en esta ocasión pensé en algo «novedoso». Nada de convocatoria abierta ni celebración formal. Tiré de la nómina de los que considero amigos, quité a aquellos que sabía que si venían era por compromiso, igualmente a los que sabía que no podrían asistir y reuní a una especie de Babel entre antiguos alumnos con los que la amistad continúa, Pedro, Alfredo, Pepín, Pepe, Genoveva, (algunos se excusaron), mi abogado, Joe, amigos de toda la vida como Yolanda, Juanito, Jesús y Emilia, una profesora mía de la facultad, Puri Fenoll, que sin darse cuenta era la «abuela intelectual de los presentes», lógico si fue mi madre intelectual científica y casi la misma relación la han heredado otros de mi. Puri merece más extensión, en la entrada siguiente que motivos hay. Krmela, mi mujer, estaba sorprendida de la reunión tan acorde.
Pues con ese potaje humano, unos veinte entre garbanzos y habichuelas, hubo una primera cita en El Sota, vino va y vino viene (muy pocas cervezas), se dieron regalos al que suscribe; vinos muy buenos (lógico), queso de Montefrío excepcional, un librito originalísimo, una billetera (vacía) y una bufanda. Y lo mejor de todo, se estableció un ambiente que parecía que habían hecho la mili juntos a pesar de la heterogeneidad.
Una vez con el ambiente ajustado nos desplazamos al Juande en la Plaza de Sto. Domingo, donde seguiríamos el sarao ya con tarta incluida. Dadas las dimensiones ocupamos todo el local y las fotos no recogen a todo el personal; adelanto que si en algunas salgo sentado no fue ni más ni menos por la cojera que tenía, la rodilla dando la vara por el porrazo que un mes antes me había pegado en Madrid.
Pues si, clásica foto de juerguistas: No voy a destacar a ninguno por no levantar susceptibilidades, pero les agradezco a todos enormemente la presencia. Todos los que salen han pasado por mis peroratas, alguno incluso desde los tiempos de bachillerato en Loja.
Con Krmela y Yolanda.
Nadie exija calidad fotográfica que está hecha con un móvil y en «determinadas circunstancias». Pero sale Puri Fenoll; en el espejo del fondo se evidencia que aquello lo habíamos «tomado al asalto».
Gracias a todos. Amenazo con que en los próximos setenta seguiré lo mismo.