Pues creía yo que el 2018 iba a cambiar el tufo de las cosas y por lo pronto sólo veo que han cambiado los anuncios de perfumes por los de coches. Del empacho de ese potaje al que hemos estado sometidos entre Jean Paul Gaultier, la CUP, Yves St. Laurents, Puigdemont, Bruselas, Paco Rabanne, Dior, JXCat, y toda la parafernalia de anuncios con escenarios imposibles y noticias más imposibles aún, ahora están empeñados en que nos compremos un coche; siempre nos quedará París.
Por otra parte, parece que los psicopedagogos están revueltos de nuevo, que si un MIR para acceder al profesorado, que si nuevos discursos con una pretendida «neurociencia» aplicada a la educación, venga, más madera que aún queda algún rescoldo del incendio educativo.
Y pensar que el sistema de oposiciones ha funcionado, con sus imperfecciones pero ha funcionado razonablemente desde la Revolución Francesa que fue su origen.
Al punto de que la Junta de Andalucía ha disfrazado la protección del patrimonio de los Institutos Históricos de una nueva cantera (canterita) para los «proyectos de innovación» y demás eufemismos que acogerán a psicólogos expertos en patrimonio, ¡¡¡Dios, que cosas!!!. La relación propuesta de Institutos Históricos es para hacer mueca desde punto y hora que para serlo (y con la idea original de salvaguarda de patrimonio) no son los propios datos de creación del centro y de la existencia o no de tal patrimonio. Para la Junta, la antigüedad de los dólmenes o de La Alhambra debe ser acreditada por un proyecto educativo y de innovación pedagógica, ahí queda eso.
Entre otros maremagnum de este enero, por aquello de la «corrección política» me he llegado a plantear que sería de Verdi si hoy compusiera «La donna e mobile», o que cualquier tenor se atreviera a cantarla. La de críticas por machismo que les caerían a todos. Estamos en un tiempo en que para expresarse hay que andar con pies de plomo buscando eufemismos o rodeos semánticos que no son razonables. Eso si, cada vez más admitimos patadas al lenguaje como una cosa normal: ahora se dice casi como muletilla que la situación es «complicada» cuando se debe decir difícil en la gran mayoría de los casos; nos referimos a las personas como «gente»; que «difíciles son estas personas» diría yo. El uso correcto de las palabras es lo que debemos buscar, como pidió el sabio.
Y volviendo a personas a las que debo bastante, vuelvo en primer lugar a Puri Fenoll a la que ya cité en otra entrada. Independientemente de su valía científica (comenzando que hizo el doctorado con Rahmdorf y eso no es baladí), ha sido indiscutible como catedrática de Cristalografía en la Universidad de Granada, medalla de Oro de Andalucía, pionera en los estudios cristalográficos sobre La Alhambra, experta en Gemología y mil cosas más. Inteligente como ella sola y feminista con el ejemplo. Además una amiga de las que están a tu lado cuando lo necesitas, y de eso puedo hablar con conocimiento de causa. En noviembre pasado asistió no sólo a mi 70 cumpleaños sino días después a la presentación de mi libro sobre los instrumentos de Física y Química de mi antiguo Instituto.
Puri abajo a la derecha viendo como se defendía su antiguo alumno, el que suscribe. Junto a ella mi mujer, detrás José M. Pérez; Pepe Moratalla y Pedro Benzal.
Ya dije que dicha presentación corrió a cargo de Andrés Sopeña, otro amigo con un sentido el humor excelente, proporcional a la inteligencia como suele ocurrir. Inserto esta imagen en la que estamos comentando algo de la presentación:
Y para cerrar la entrada, unas imágenes de elementos que conforman el Museo que me ha tenido ocupado tanto tiempo; esta vez de Ciencias Naturales, que las de instrumentos las vengo poniendo y desequilibran el muestrario:
Un tití; no es que tenga cara de mala leche, es que se disecaban muchos enseñando la dentadura a cosa hecha para su estudio. muy importante en mamíferos. Lo de la avellana es para mostrar la actividad prensil propia de Primates.
Un perezoso. No enseña los dientes sencillamente porque no tiene, es un Desdentado (o Edentado).
Preciosos, ¿verdad?. Hasta la próxima.