«jayo..ven»

Desde hace unos años, que uno se va haciendo mayor y quizás algo más cascarrabias, en estas fechas me pregunto como es que una cosa, por llamarle de alguna forma, como el jayo..ven (Hallowen) ha sustituido a codazos maleducados a los huesos de santo, a los buñuelos, al Tenorio, y al paso que vamos en lugar de llevar al cementerio unos cuantos crisantemos, vamos a llevar una de esas calabazas huecas con ojos triangulares y boca semilunar con una vela dentro para ponerla frente a la lápida correspondiente. En el tiempo, para mi Hallowen era una de las arias del Dido y Eneas de Purcell, vino esa «wendy» que atiende por Ana Obregón y le oí que estaba muy ocupada preparando Hallowen para sus niños; me quedé bastante desorientado. Algo parecido al desplazamiento de las rosquillas por los Donuts (que traducido es rosco) y tantas otras propuestas.

Sirva lo anterior para diluirnos un poco de este mes de octubre que finaliza y ha sido desde luego para ponernos a prueba. Insisto en que eludo entrar en comentarios políticos o de futbol, pero casi rozando el larguero voy a incluir una cita que incluye el libro de Ricardo Moreno Castillo, «Los griegos y nosotros», que me leí en un pis pas hace unos días y que reza así:

«Sólo mediante la transmisión del pasado a los hijos les permitimos inventar su futuro. Sólo si somos culturalmente conservadores podemos ser políticamente progresistas» (Comte-Sponville)

Naturalmente que lo recomiendo, al igual que otros libros del mismo autor. Creo que la cita es oportuna cuando somos testigos de los vaivenes mentales (si es que existen elementos para tales vaivenes) de un sector de población fruto de la tan cacareada «educación» que ha desplazado a la Enseñanza. Mejor lo dejo.

Parece que en este tiempo entre la entrada anterior y esta alguien me ha atendido y se ha publicado un estudio más que creíble hecho por sesudos: tres universidades españolas, dos catalanas y una castellano-manchega demuestran que ¡¡¡la ingesta de vino tinto previene del Alzheimer!!!; no voy a entrar en razonamientos sobre los polifenoles, neuronas y demás, pero reconozco que me apunto.
No deja de sorprenderme lo de las universidades catalanas, ya que en su día, investigando sobre ganaderías de toros de lidia a propósito del que se conserva en el Museo del Suárez, encontré no una, sino dos tesis, por cierto bastante buenas, realizadas allí, donde las corridas de toros no está aparentemente bien vistas. No deja de ser un apunte desde mi memoria.

Y ahora algo de imágenes:

Los gallegos de pro recordarán, al bar; al menos a Manolo el responsable. Se trata del famoso y antiguo Bar Cervantes en Santiago de Compostela, en Azabachería. Era la última cerveza que ponía, ya que después de mi echaba el cierre por traspaso. En su lugar hoy una cosa de esas que llaman «funcional»; al menos han respetado el suelo que era una maravilla. Manolo vive estupendamente alquilando apartamentos y sigue con su buzón de primitivas.

Le toca al Museo del Suárez:

Ahora que está de moda presumir de vidrios para proyectar (que no dejan de ser diapositivas de época), ahí va ese de la colección del «Jardin de aclimatación de París», una especie de zoológico primitivo. Delante de la jaula del oso obsérvese a las tres señoras con sus miriñaques y, como no, un niño dando la vara. La foto es una delicia y el resto de la colección (que está y con su caja) ya no digo.

No tengo olvidados a los frascos, es prevención por aquellos a los que les da repelús. Pues los tres son interesantísimos; los dos de la izquierda porque son camaleones de los que próximamente sólo se verán en museos, les queda poco. Y el de la derecha es una de las joyas del museo, es un Moloch del desierto australiano; estéticamente de lo más feo del mundo, una especie de lagarto recubierto de pinchos, por eso la especie es «horridus» pero ahí precisamente tiene su defensa, los depredadores echan a correr cuando lo ven.

Y la última en esta entrada:

Para contrarrestar al Moloch, incluyo este tipo de instrumento de laboratorio químico por su belleza. 
Se trata de un «matraz o frasco florentino», y quizás lo de florentino aluda a la belleza y elegancia del mismo.
Se usa (o usaba) para rescatar a los productos obtenidos por destilación fraccionada. El funcionamiento es fácilmente deducible, caso contrario imaginar que lo llenamos de agua y aceite y lo volcamos.
Y nada más, el próximo parto en noviembre, que además cumplo años. A la vista de lo que se prepara diré aquello de «Adiós hermanos, hasta el Valle de Josafat, que Dios nos la depare buena» (Carlos IV)

7 comentarios en “«jayo..ven»

  1. Teresa Juan

    Querido Luis, espero que no desaparezcan los huesos de santos, ya me adelanté esta semana a probar los de este año, qué ricos! Lo de Halloween es más que increíble, dentro de poco oiré por mi tierra que es una tradición de los guanches, jeje.
    Preciosas las imágenes, incluyendo el Moloch! Siempre aprendo con estas lecturas, que no decaiga Luis!
    Un abrazo

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